Hay países cuyos mercados
del automóvil presentan algunas peculiaridades que llaman la atención: en
Singapur, conducir un automóvil cuesta tanto o más que una casa; en Irán, un
vehículo puede suponer un precio cuatro veces mayor al que se paga en
Occidente; en China, las fuertes restricciones a la compra han disparado los
precios y dificultado el acceso de los consumidores a la oferta. Pero el caso
de Venezuela es especialmente sorprendente.
Allí, no es extraño que
adquirir un coche usado sea más caro que comprar uno nuevo. ¿La causa? Tal y
como señala BBC Mundo, esta circunstancia se debe a que en este país, los
vehículos apenas pierden valor por el uso, lo cual a su vez se debe a
diferentes factores.
En un lugar donde la
gasolina es prácticamente regalada y las trabas a la importación son
constantes, el mercado está marcado por un gran volumen de demanda, una muy
alta inflación y, sobre todo, por la escasez de la oferta. Comprar un coche
nuevo es una suerte de odisea, pues, en el mejor de los casos, hay que sufrir
infinitas listas de espera que puede superar el año; en algunos casos, ni
siquiera eso. Hay demasiada gente queriendo comprar y muy pocos automóviles que
adquirir, los concesionarios están vacíos.
De este modo, se ha
convertido un negocio habitual comprar un coche nuevo para luego venderlo, a
los pocos días, por un precio que puede llegar incluso a duplicar el del valor
de adquisición. En la mayoría de casos, no es necesario siquiera que se
anuncien, los vehículos se venden como rosquillas, lo que ha llevado al mercado
de 'usados' a caracterizarse por una marcada inflación.
Coches chinos e iraníes, una
solución
Por ello, comprar un coche
nuevo pasa a ser la opción para quienes no tienen dinero para permitirse
acceder a un vehículo de forma directa y sin esperas: adquirir por ejemplo un
Toyota, marca líder a nivel mundial, supone tener que esperar al menos dos años
hasta que llegue los concesionarios locales. Aguardar durante meses y meses
para que llegue el automóvil elegido de fábrica es para quienes no tienen
presupuesto para hacerse con uno de forma inmediata. Así es cómo se dispara el
valor de los coches de segunda mano, donde cada vez hay también una menor
oferta.
Desde 2007, las ventas de
coches en Venezuela se han desplomado más de un 75% desde las 500.000 unidades
vendidas aquel año hasta las apenas 120.000 registradas en 2012. La mayor caída
anual, del 46%, tuvo lugar en 2009, a partir de la cual todo lo que venden las
marcas son productos ensamblados, toda vez que no consiguen acceder a licencias
para la importación, quejándose de que el gobierno no entrega divisas
suficientes para poder importar las piezas destinadas al montaje.
La Administración de Nicolás
Maduro, en cambio, culpa a la especulación de concesionarios e importadores y,
para tratar de solucionar el problema, impulsa el control de precios por ley.
Sí pone más facilidades, sin embargo, a fabricantes chinos e iraníes. El
ministro de Industrias Ricardo Meléndez ha anunciado que la banca pública
atenderá 3.000 solicitudes de crédito a la semana para la adquisición de un
modelo de la marca china Chery o de la iraní Venirauto.
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