Hay países cuyos mercados
del automóvil presentan algunas peculiaridades que llaman la atención: en
Singapur, conducir un automóvil cuesta tanto o más que una casa; en Irán, un
vehículo puede suponer un precio cuatro veces mayor al que se paga en
Occidente; en China, las fuertes restricciones a la compra han disparado los
precios y dificultado el acceso de los consumidores a la oferta. Pero el caso
de Venezuela es especialmente sorprendente.
Allí, no es extraño que
adquirir un coche usado sea más caro que comprar uno nuevo. ¿La causa? Tal y
como señala BBC Mundo, esta circunstancia se debe a que en este país, los
vehículos apenas pierden valor por el uso, lo cual a su vez se debe a
diferentes factores.
En un lugar donde la
gasolina es prácticamente regalada y las trabas a la importación son
constantes, el mercado está marcado por un gran volumen de demanda, una muy
alta inflación y, sobre todo, por la escasez de la oferta. Comprar un coche
nuevo es una suerte de odisea, pues, en el mejor de los casos, hay que sufrir
infinitas listas de espera que puede superar el año; en algunos casos, ni
siquiera eso. Hay demasiada gente queriendo comprar y muy pocos automóviles que
adquirir, los concesionarios están vacíos.