Hace una semana, el Airbus A-320 que llevaba a 153 pasajeros en la ruta
Granada-Barcelona dio un auténtico susto a los viajeros.
Tras sufrir una sacudida y un fogonazo, uno de los motores del aparato se
quemó, provocando el pánico entre los pasajeros, que fueron tranquilizados por
las azafatas y por el anuncio de los pilotos de que había "un problema con
el motor", según informa el periódico El Confidencial.
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El problema fue, que, pese a esta importante avería, el avión no realizó
ningún aterrizaje de emergencia y continuó el vuelo hasta Barcelona, donde el
aparato se mantuvo en revisión durante las 36 horas siguientes.
"Estábamos aterrorizados, y las azafatas también estaban pálidas.
¿Cómo íbamos a tranquilizarnos si salía fuego del motor?", se pregunta uno
de los pasajeros citados por el diario.
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