Investigadores de la Universidad de Tecnología de
Eindhoven (Holanda), han desarrollado un recubrimiento que no solamente
auto-repara la carrocería, sino que también promete librar a los propietarios
de automóviles de la aburrida tarea de lavar el coche.
Los recubrimientos altamente resistentes al agua o
antibacterianos no son nada nuevo, pero en el mundo real sus aplicaciones han
sido muy limitadas, ya que pueden perder estas propiedades con bastante
facilidad. Al parecer esto se debe a que los grupos moleculares de tamaño
nanométrico que proporcionan estas propiedades se dañan con facilidad (y de
forma irreversible) al contactar con la superficie sobre la que se aplican.
Como siempre, parece que los científicos están deseando
que exista un problema para lanzarse a buscar la solución (y menos mal que es
así). En este caso es el investigador Esteves Catarina, del departamento de
Ingeniería Química y Química de la TU / e, quien junto a algunos colegas
afirman haber resuelto este problema.
Han desarrollado unas superficies formadas por una
especie de tallos, que se mezclan químicamenta con el recubrimiento. De este
modo, cuando la capa superficial externa sufre un rasguño y se separa, estos
tallos en la capa inferior se dirigen hacia la nueva superficie para restaurar
la carrocería automáticamente.
Los investigadores dicen que esto permitirá crear
recubrimientos altamente resistentes al agua, que podrían ser aplicados a los
automóviles para que los arañazos superficiales puedan autorepararse y que las
gotas de agua saliesen solas del coche.. con toda la suciedad. Esto
significaría, que en lugar de ir a un autolavado, para mantener el coche
radiante solo necesitarías un poco de lluvia ocasional.
Además de eliminar las clases de kárate del Sr. Miyagi,
la tecnología también podría ser utilizada en pantallas de teléfonos móviles,
paneles solares o gafas. Incluso en naves espaciales como la que acaba de
llegar a Marte o aviones, pues se beneficiarían de menor consumo de combustible
debido a que una superficie más limpia proporciona menor resistencia al aire.
Hasta los buques podrían emplearla para evitar la acumulación de algas en sus
cascos. Y reduciría la frecuencia con que los aviones y los barcos necesitan
ser pintados.
Los investigadores señalan que la tecnología sólo
funciona con rasguños superficiales, que no penetran por completo el
revestimiento. Pero los dueños de los autolavados y los chicos que lavan el
coche del vecino para sacarse un dinero extra pueden estar tranquilos por el
momento. Esteves y su equipo planean colaborar con otras universidades y socios
industriales para desarrollar la tecnología y calculan que los primeros
revestimientos puedan estar listos para la producción en un plazo de seis a
ocho años. Esperan que los precios sen similares a los revestimientos actuales
existentes en el mercado.
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