Cinturón de seguridad o el airbag son algunos de los
elementos de seguridad que más vidas han salvado. Para comprobar su eficacia se
realizaron pruebas de choque en las que se usaron cadáveres, una práctica que
por primera vez se está desarrollando en España, en el Instituto de
Investigación en Ingeniería de Aragón. Su objetivo, conseguir coches que
protejan mejor a sus ocupantes.
Realizar pruebas de choque para estudiar cómo responde un
cuerpo humano ante un impacto y comprobar las diferencias existentes entre
mujeres, niños, ancianos... Es la finalidad de una investigación que acaba de
ponerse en marcha en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón,
dependiente de la Universidad de Zaragoza, centrándose, concretamente, en el comportamiento
de la columna vertebral durante un impacto. Su objetivo final, conseguir coches
cada vez más seguros, que protejan mejor a sus ocupantes. Hasta aquí, nada
noticioso. Sabemos que, diariamente, dummies que representan a los diferentes
tipos de seres humanos, son sometidos a estas pruebas en institutos de
investigación y departamentos técnicos, tanto independientes como
pertenecientes a fabricantes de automóviles, de todo el mundo. Y es de sobra
conocido que sus ‘hermanos virtuales’ se ven implicados en innumerables
colisiones frontales, laterales... en los ordenadores de los ingenieros de esos
laboratorios, un día sí y otro también. La novedad es que los dummies serán
reemplazados por cuerpos donados a la ciencia. Ya han comenzado unos ensayos pioneros
en España, que marcarán un hito en la historia de la investigación en nuestro
país, porque solo hay siete laboratorios en todo el mundo autorizados a usar
cuerpos humanos en pruebas de choque.
Pero ¿por qué son necesarios cadáveres y no sirven los dummies?
La razón nos la explica Francisco J. López-Valdés, ingeniero del Centro de
Biomecánica Aplicada de la Universidad de Virginia (EE. UU.), y uno de los
‘cerebros’ del estudio que se está realizando en España: “Los dummies son una
herramienta muy útil, pero imperfecta”. Y pone un ejemplo concreto: “La sección
torácica de la columna vertebral humana está formada por 12 vértebras que se
articulan de forma flexible entre sí. Sin embargo, en el dummy que se utiliza
actualmente (Hybrid III) en todas las pruebas de homologación de vehículos, la
columna es una pieza metálica totalmente rígida”. Es fácil deducir –subraya–
que la deformación de la columna será totalmente distinta. Lo mismo indica Juan
José Alba, ingeniero del instituto aragonés y coordinador del proyecto: “En
nuestras investigaciones estamos comprobando como los dummies que se utilizan
representan a un patrón normalizado, pero no todas las personas son iguales”. Y
explica: “Si en un coche viajan cinco personas, todas con el cinturón de
seguridad abrochado, y se produce un accidente, cada una sufrirá, con toda
seguridad, unas lesiones distintas”. Por ello, han de acudir al sustituto que
más se parece a un humano vivo: un cadáver. A pesar de todo, reconocen que la
experimentación con cadáveres tampoco es perfecta, porque, por ejemplo, carecen
de tono muscular. Por eso, la otra finalidad de esta investigación es mejorar
el diseño de los actuales dummies y lograr que se comporten de manera más
‘biofiel’ (más parecida a un humano), hasta el punto de que no sean necesarios
más ensayos con donantes. Ese momento, reconocen, está aún muy lejos.
REVISTA TRÁFICO DGT
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