VÍA CRUCIS SOBRE RUEDAS
En estos días en los que mucho
de vosotros le ha dado descanso al coche, y otros han decidido darle más
trabajo, he estado reflexionando sobre el tiempo que perdemos cada día en un
atasco.
Algunos estudios reflejan que
son una media de 57 minutos en ir y volver al trabajo. Estos datos como muchos
otros habrá que cogerlos con pinzas. Para uno se hará una eternidad y para
otros solo se trata de cruzar la calle. Pero en líneas generales, sobre toda en
las grandes ciudades, cada mañana es un vía crucis cruzar la ciudad para llegar
al destino diario. La vuelta al mediodía o por la tarde es un suplicio.
Pero aparte del tiempo
perdido, el desgate nos envuelve. No se valora solo lo que se gasta si no la
energía que se pierde: atascos, mal humor, posibles accidentes...
Por otro lado, nuestros
políticos municipales están todo el día en los medios de comunicación
aconsejando la utilización del Servicio Público. Bien por los carriles bus,
pero ¿No creen ustedes que si el servicio público, metro-si existe- o bus, nos
dejará a tiempo y cerca del nuestro trabajo no lo utilizaríamos?
El imparable encarecimiento de
la vivienda que se ha generalizado en los últimos años ha forzado a que muchas
familias fijen su residencia en lugares alejados de las principales
poblaciones. Hoy no es extraño encontrar a personas que trabajan a más de 50
kilómetros de donde viven, algo poco usual hace 10 años. A ello hay que añadir
el desplazamiento de muchas empresas a polígonos industriales de las afueras de
las ciudades donde el precio del suelo o el alquiler es más económico que en
pleno centro urbano. La combinación de ambos aspectos ha generado un fuerte
aumento del tiempo dedicado a desplazamientos por motivos laborales. En concreto,
el trayecto hasta el lugar en el que ganar el pan nos ocupa, según diversas
fuentes consultadas, un promedio de 30 minutos al día, y en algunos casos puede
llegar a desbordar las dos horas al día dentro del vehículo privado.
Esta ineficiencia en términos
de tiempo, gasto, actividad y ecología provoca además un importante despilfarro
económico.
CONCLUSIÓN:
Entre la ida y la vuelta,
prefiero siempre la mañana para aguantar un atasco, en pro, tenemos la
temperatura de la mañana, en contra, el aturdimiento de algunos conductores,
que se ponen al volante con el pijama puesto.
La vuelta al mediodía suele
ser más calurosos, sobre todo en verano, angustian los minutos dentro del
vehículo, sobre todo si tienes que volver por la tarde.
Es verdad que todos salimos a
la misma hora, y si alguna vez se atreve a salir 15 minutos antes, notará
cierta mejoría, lástima que la planificación a la vuelta no éste dentro de
nuestras posibilidades.
Por otro lado, me pregunto,
sin la coordinación por los Centros de Control de Tráfico de las grandes
ciudades podrían poner más de su parte. Porque no me negarán, que además si
incluimos una avería o un accidente en nuestra vía, el vía crucis sobre ruedas
se multiplica por infinito.
¿Será posible que los
especialistas en estos asuntos, ingenieros y profesionales del ramo algún día,
planifiquen con antelación todas las probabilidades que se pueden dar en una
vía dependiendo las horas del día, y pongan más de su parte, por hacernos la
vida un poco más agradable? Hoy por hoy no lo están consiguiendo, son muchas
las horas perdidas de nuestras vidas. Y ahí nosotros poco podemos hacer, salvo
que nos quedemos a dormir en el trabajo.
Familia espero que todo haya
ido bien esta Semana Santa, la vida continúa…bienvenidos al club.
Pepe Bejarano.
todomotorsevilla@gmai.com