La Segunda Guerra Mundial dejó
a Francia en un estado ruinoso y Peugeot, con su planta de Sochaux controlada
por los ocupantes alemanes hasta 1944 y objeto de varios bombardeos y acciones
de sabotaje, pasaba por un momento crítico. Sin embargo, la Marca hizo una
apuesta valiente: lanzar un nuevo modelo de gama media que permitiera
reconstruir su reputación y su presencia en el mercado.
En un contexto en el que los
fabricantes franceses retomaron la producción de vehículos que tuvieron éxito
en el periodo de entreguerras o centraron sus esfuerzos en automóviles
pequeños, Peugeot confió su renacimiento a una berlina de segmento intermedio,
capaz de servir de base a una gama completa.