Al parecer, éstas, atraídas por el olor de la gasolina,
podrían introducirse en el conducto de ventilación del depósito de combustible
y tejer su tela en el interior.
En concreto, las telarañas pueden llegar a obstruir el
conducto (no dejando salir los vapores generados por la gasolina) y crear una
presión negativa (al no haber una toma que iguale la presión atmosférica).
Bajo una presión negativa el depósito podría agrietarse y
por lo tanto perder combustible, lo que supone un riesgo de incendio. El
problema afecta a aquellos vehículos fabricados entre octubre de 2009 y julio
de 2012 y de momento no ha provocado accidentes o daños.
La marca se ha comprometido a instalar un filtro que
evite la entrada de arácnidos en su interior y también a sustituir los depósitos
de combustible que hayan sido dañados por esta causa.
A pesar de la peculiaridad de este caso, no es la primera
vez que se da en el mundo del automóvil. En 2011 Mazda ya tuvo que revisar
52.000 unidades de su Mazda6 por el mismo problema.