No es fácil encontrar un deportivo
que ruede tan deprisa, en recta o en curva, con tanta eficacia y agilidad como
el McLaren Spider. Los principales mandos de conducción son precisos y dan toda
la información necesaria para que la relación con la carretera sea lo más
íntima posible. El coche alcanza 200 km/h en breves nueve segundos, una
velocidad a la que se accede de manera tan sencilla que cuesta explicarlo en
palabras.
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