Entre ellas, hacer visibles todos los radares y el
traslado de muchos de ellos, móviles, a las carreteras secundarias, que
concentran el 80 por ciento de los accidentes con víctimas.
Además, los radares distinguirán el tipo de vehículo que
ha cometido la infracción para así aplicar la sanción en función del límite de
velocidad establecido para ese tipo, y actuarán con criterios homogéneos en
todo el territorio con competencia de la DGT.