Cuando circulamos por la vía pública, demostramos
nuestros afectos y nuestros defectos.
La experiencia me dice que no deberíamos demostrar ni uno
ni otros por nuestra seguridad y la de los demás.
¿Quien no infringido alguna vez las normas?
Una cosa es la anécdota y otra es la conducta impropia al
volante por costumbre.