COMO UNA OLA
Todo preparado para salir a la
hora prevista sin volver la vista atrás, son un puñado de días que uno tiene
para coger aire salado del mar, y purificar los pulmones, despejar la mente, y
pensar solo en darse un bañito cuando hace calor para refrescar el cuerpo, y
tomarse un refresquito de malta para refrigerar el ánimo.
En fin, son esos días, en los
que uno se deja llevar por esas cosas que te quita el médico durante el año, y
durante unos días, uno peca, pero sin pasarse.
Tengo la impresión de que, durante unas
vacaciones, la tensión arterial se vuelve como un calcetín, el colesterol se
guarda en el cajón, y la vida se vuelve más bella.