Nunca ha sido tan fácil subirse a la bicicleta en la carretera: los gobiernos están ansiosos por promover un aire más limpio en las ciudades, de modo que compartir bicicletas es ahora habitual y millones de personas en toda Europa eligen ir en este medio de transporte al trabajo o utilizarla por deporte o placer. Pero la comunicación entre los conductores y los ciclistas puede ser difícil, ya que sobre dos ruedas es difícil quitar las manos del manillar para indicar cambios de dirección o expresar agradecimiento, por citar solo dos ejemplos.