Hasta ahora, siempre que se
ha hablado de coches autónomos, ha sido para hablar de vehículos normales y
moviéndose en escenarios convencionales (calles o autopistas) relativamente
controlados, aunque en tráfico abierto. De hecho, la legislación de aquellos
lugares (como el estado de Nevada en EEUU) donde se permite su uso, exigen que
a bordo vaya siempre una persona que pueda tomar los mandos en caso de un fallo
de los automatismos.