Jordan Wallace, que ahora tiene 36 años, ha acumulado muchas vivencias antes de hacer historia al convertirse en el primer piloto negro en la Porsche Carrera Cup Norteamérica. Tras ser cocinero, mecánico o profesor de autoescuela, ha impartido cursos de seguridad, ayudando a las víctimas de accidentes traumáticos a sentirse de nuevo seguros al volante e incluso ha colaborado en el desarrollo de coches autónomos.
Su camino hacia los circuitos no ha sido nada convencional. Hijo de un policía y una profesora, el automovilismo no era más que un sueño muy lejano. Es cierto que se interesó ya desde joven por los coches, pero para él los pilotos eran como seres
de otra galaxia: "No podía ni imaginarme llegar a ser uno de ellos". Pero cuando Wallace, que creció en la localidad de Upper Marlboro en el estado de Maryland, EE.UU. UU., se puso a buscar un deporte competitivo después del bachillerato, optó por el drifting (sobreviraje controlado).
"Así llegué por primera vez a un circuito de verdad", relata. "Vi los deportivos en la pista y me quedé atónito". Sin embargo, en su entorno intentaron que desistiera del intento. "Me decían que ya tenía bastantes accidentes con mi coche de drifting y que iba a malgastar todo mi dinero". Pero Wallace lo tenía claro. Entonces uno de sus amigos le propuso que probara con los karts. "Pero en aquel momento nadie creía de verdad que lo lograría", afirma Wallace entre risas. "Mis amigos pensaban más bien que mi supuesto éxito se iba a acabar de una vez por todas".
Mejor piloto debutante
Al final, no fue así. En su primera temporada con karts de alquiler, Wallace quedó tercero en la clasificación por puntos, fue el mejor debutante y campeón un año después. Afirma que este certamen fue ideal para iniciarse. "Allí no se conduce siempre el mismo kart, y cada uno tiene ventajas e inconvenientes", explica. "Así aprendí pronto a adaptarme, y hoy en día ese es uno de mis puntos fuertes".
Sin embargo, su camino no le llevó directamente desde los karts a los coches de carreras, sino primero a la formación de conductores. En 2021, Wallace trabajó en una escuela de rallye en Austin (Texas), donde había faltado de personal por la pandemia del coronavirus. "Hice de mecánico, auxiliar de pista, instructor y ayudante de cocina preparando el menú de la comida", recuerda. Entonces sucedió algo que cambiaría su vida para siempre. Después de un curso de formación, unos conocidos suyos que participaron en él le preguntaron si su hijo podía fotografiarle en una de las siguientes carreras de aficionados, algo normal para Wallace. Por aquel entonces, no sabía que esos conocidos tenían mucho dinero.
Una semana después, mientras comían juntos, le preguntaron cuál era su mayor sueño y cómo podía ayudarle, pero Wallace los frenó de inmediato. "Ni hablar, sois mis amigos y no quiero poner en peligro esta relación". A pesar de ello, fueron insistentes y le animaron a perseguir su sueño, ya que habían sabido reconocer su talento. Además, no se les ocultaba el hecho de que había conseguido mantener un negocio en dificultades esforzándose al máximo. Tres días después, pidieron para él un Cayman GT4 Clubsport. "El trato era el siguiente", explica Wallace. "Ellos me patrocinarían los tres años siguientes costara lo que costara".
Tras los primeros éxitos en la Porsche Sprint Challenge, dos victorias y cuatro podios, Wallace viajó a Europa. "En el automovilismo sucede como en el fútbol: las mejores ligas del mundo están al otro lado del océano". Debido a sus inicios tardíos tuvo que evolucionar rápido, aunque eso significara levantarse una y otra vez de los reveses. El estadounidense subraya que sus patrocinadores nunca le exigieron nada. "Solo querían que diera lo mejor de mí y que hiciera lo que en mi opinión era necesario para convertirme en profesional".
Su billete a Kellymoss
Fue acumulando experiencia como piloto en los campeonatos DTM Trophy y GT4 European Series. El apoyo de sus patrocinadores en aquellos años se reveló como el pasaporte de entrada al mejor equipo Porsche de Norteamérica, Kellymoss, que ha conseguido ya 37 títulos nacionales en el IMSA Porsche GT3 Cup Challenge, en la Porsche Carrera Cup Norteaméria y en la Porsche Sprint. Desafío.
"Ser el primero en una disciplina deportiva es una sensación increíble", afirma Wallace, hijo de padre negro y madre blanca. "Sin embargo, cuando pienso en por qué he tardado tanto en llegar al punto donde me encuentro ahora, comprendo que también tiene que ver con mi entorno. Simplemente, allí no había nadie que se pareciera a mí y que me sirviera de modelo".
Comenta que muchos afroamericanos se han dirigido a él para darle las gracias porque sus hijos por fin pueden decir: "Mira, no solo sabemos jugar al baloncesto o al fútbol americano, también hay ingenieros, astronautas y pilotos. Podemos ser cualquier cosa". Sin embargo, Wallace no solo se considera el primer piloto afroamericano en la Carrera Cup. Con su ejemplo, espera allanar también el camino hacia el automovilismo a personas de origen modesto. Parece que ahora sí ha llegado el momento. Con la serie Formula 1: Drive to Survive , Netflix ha encandilado a millones de personas por la Fórmula 1. El número de espectadores del streaming de las 24 Horas de Daytona fue en 2024 más del doble respecto al año anterior. Cuanto mayor es el interés por el automovilismo, tanto más atractivo es también para los patrocinadores, ya sean empresas o particulares.
Reconocer y fomentar el potencial sin explotar
Además de por la empresa de servicios Davis Infrastructure, Wallace está patrocinado por el exjugador de fútbol americano de la NFL Jordan Reed, que es cofundador de Vision Motorsports, una escudería que tiene programas de formación para talentos. La empresa pretende aprovechar la fuerza del automovilismo como catalizador de cambios positivos, tanto en los circuitos como fuera de ellos. La trayectoria de Wallace es un ejemplo perfecto de que cualquier persona puede superar las adversidades y alcanzar grandes logros. El objetivo de Vision Motorsport es detectar el potencial en bruto de los talentos emergentes y estimularlo, como en el caso de Jordan Wallace.
Desde el momento, hace tres años, en que le preguntaron en una comida cuál era su mayor sueño, todo ha evolucionado y ahora Wallace forma parte de esa visión. Además, gracias al apoyo de su patrocinador ha conseguido entrar en la escudería Kellymoss y, desde ella, convertirse en el primer piloto con raíces afroamericanas en competir en la Porsche Carrera Cup Norteamérica.
Su temporada de debut en la categoría Pro-Am está siendo brillante. Para Wallace, es el inicio de la mayor aventura de su vida hasta la fecha.
Cree que las personas tan apasionadas como su patrocinador aportan otra cosa muy importante al automovilismo, como es la diversión. Luego hace una pausa antes de enfatizar: "Podría haber terminado perfectamente como repartidor de pizza o fregando suelos y, sin embargo, he llegado aquí. Tuve la suerte de estar en el lugar y en el momento adecuado, y quiero ser un ejemplo de que Cualquiera puede hacer realidad sus sueños, independientemente de su origen o del color de su piel".
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