Entre volcanes y manglares, Michael Lesmana conduce un 356 que exhibe claramente el paso del tiempo y está lejos de su condición original. Una concepción del coche clásico controvertida, al igual que su propietario.
Basta con echar un vistazo a su coche para darse cuenta de que Michael Lesmana es todo menos convencional. No solo por el polvoriento exterior, las pegatinas o las cicatrices que el coche ha acumulado a lo largo de los últimos 66 años, sino también porque se trata de un Porsche 356 A Coupé de 1956, que es extraordinariamente raro debido a su techo solar en forma de V. Un ejemplar inconfundible y carismático, como el propio Lesmana.
Criado entre pintorescas plantaciones de té e imponentes volcanes, este mecánico y propietario de una tienda de discos de 49 años vive en Bandung, en la provincia indonesia de Java Occidental. Aunque su comunidad lo considera poco convencional, su pasión empezó de la forma más habitual.
"Una experiencia padre-hijo", recuerda Lesmana sonriendo. "Mi pasión por los coches empezó cuando era solo un niño". Esa pasión evolucionó hasta convertirse en algo tangible: su taller, un destino frecuente de vehículos Volkswagen y Porsche modificados, en Indonesia. Y el 356 de Lesmana, que descubrió hace 15 años en forma de esqueleto en Yakarta, la capital, es una toda una celebridad.
El diseño del 356 expresa perfección
"No importa desde qué ángulo se mire. No hay duda de que el 356 es un Porsche", comenta Lesmana, para quien el diseño es una expresión de la perfección. A pesar de ello, o posiblemente por ello, no ve ninguna razón para restaurar el coche clásico a su estado original. Es simplemente un purista rebelde que no teme romper con la tradición. "La gente ama u odia los clásicos modificados", dice Lesmana, aludiendo al 356 restaurado sin componentes originales. "Pero a mí me gusta como está. El coche cuenta historias con sus pegatinas, arañazos y marcas". Trabajar con otros entusiastas y mecánicos le ha enseñado una importante lección de cultura automovilística: "Las opiniones diferentes son algo bueno. Hay que respetarlas, ya que se trata una forma de apreciar el arte".
El arte necesita ser comprendido para ser apreciado. El razonamiento de Lesmana para la condición de su 356 es sencillo y profundo: "Este coche ha existido durante 66 años. Ahora debería vagar libre y desatado, en lugar de existir solo como pieza de exposición". Donde otros ven imperfecciones, Lesmana ve viajes y recuerdos.
"Mi primer viaje en él fue por Java", dice Lesmana. "De Bandung a Yogyakarta, 558 kilómetros por terrenos extremos". Selva, manglares, sabanas: la isla está dominada por fascinantes manifestaciones de la naturaleza. "Una verdadera prueba de fuego". Es una metáfora acertada, ya que Java alberga 38 volcanes, algunos de ellos activos en la actualidad.
Pasión por los coches y la música
De entre todas las pegatinas que atestiguan las aventuras del 356, hay una en particular que llama la atención. Al igual que la camiseta de Lesmana, pone "Keep Keep", que es el nombre de la tienda de discos que tiene desde 2015. "Además de los coches, a mi familia también le encanta la música", señala Lesmana. "De ahí viene mi aprecio por las subculturas". Desde que abrió sus puertas, su tienda se ha convertido en un punto de encuentro para las mentes creativas de Bandung. "Keep Keep es un crisol del poder inspirador de un grupo muy diverso de personas, ya sean entusiastas de los coches, artistas, músicos o transeúntes".
Coches clásicos y discos de vinilo: lo retro desempeña un papel importante en la vida de Lesmana, como resultado del renacimiento de la cultura de la vieja escuela y alternativa en Bandung. "Todo empezó en los años 90, cuando la información se hizo más accesible a través de internet", explica Lesmana. "La gente viajaba, abría sus mentes, y la sociedad desarrolló un aprecio por otras culturas".
Hoy en día, la comunidad local está orgullosa de estos logros. Orgullosa de que lugares como el taller de Lesmana, su tienda de discos e incluso él mismo tengan un hogar en Bandung. "Me gustaría devolver algo", concluye Lesmana, que ha tenido una vida marcada por esta identidad cultural. "Espero poder inspirar a otros. Diviértanse, jueguen limpio y sueñen a lo grande".
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