LA SEGURIDAD EN ESPAÑA
Se han instalado con mayor frecuencia los temas sobre Seguridad Ciudadana en los informativos de cualquier medio de comunicación de masas.
“Roban a punta de pistola un supermercado en tal sitio”, “Se ha originado una pelea en tal discoteca, como consecuencia del altercado han resultado heridos…”, “A un turista italiano le han sustraído el reloj con violencia en el centro de la ciudad, cuando…”, “Prolifera el incendio de vehículos en el barrio de…”.
Las Fuerzas de Seguridad han tenido conocimiento durante 2021 de un total de 1.960.113 infracciones penales, cifra que deja la tasa de criminalidad en 41,4 hechos penales por cada mil habitantes, las más baja de toda la serie histórica reciente, de la que hay que excluir el 2020 por las especiales circunstancias que creó la pandemia del COVID-19.
Las 1.960.113 infracciones penales registradas en 2021 representan un descenso de un 10,9 por ciento respecto a 2019, cuando se contabilizaron 2.199.475. Destacan las reducciones de homicidios dolosos y asesinatos consumados, robos con violencia o intimidación, robos con fuerza, hurtos y resto de delitos patrimoniales, así como en el total de infracciones penales.
Las macro cifras nos alejan un poco de esas circunstancias especiales que vivimos cada uno en nuestro barrio o ciudad, y mucho de ellos tienen que ver no tanto con delitos sino con faltas o bandos municipales: ruidos, ¿mólelos?, altercados relacionados con animales de compañía, no recoger los excrementos de los perros, o que uno de estos animales no vaya sujeto adecuadamente, y puedan poner en peligro a los demás viandantes. También, los sucesos que se producen a diario tienen que ver con la Seguridad del Tráfico, y cómo se comportan algunos conductores en zonas urbanas.
En definitiva, es raro el día en el que un mal comportamiento no va a más en la cola de un supermercado, o en cualquier esquina, donde la venta de droga sigue siendo un delito recurrente en cualquier barrio de nuestro país.
Visto lo visto, tengo la impresión de que tenemos la paciencia a flor de piel, no aguantamos absolutamente nada, y somos incapaces de ponernos en el lugar del otro. Saltamos a la mínima, y de algo que se puede solucionar dialogando, al final se nos va de las manos.
Entiendo que fluye un halo de negatividad en el ambiente, y solo hace falta una chispa para que prenda lo inevitable.
No sé si es la frase más manida, o sencillamente la más repetida últimamente, “Los ricos cada día son más ricos y los pobres más pobres, y estos últimos son legión”. Nos lamentamos por la situación social que estamos viviendo, sin visos de ver el horizonte, la economía está boca abajo, la sanidad, después de una pandemia, está tiritando, y todos los segmentos por edades, todo está patas arriba: los adolescentes, además de lo propio de la edad, no ven el futuro con claridad, la seguridad en el trabajo, no garantiza la seguridad, por lo tanto, el bienestar social de los trabajadores, y los mayores ven con inseguridad manifiesta algo tan tranquilizador como son las pensiones. En definitiva, nadie sale contento de cómo están las cosas.
El caso es que cada día confiamos menos en quien dirige nuestras vidas. En mi época, el respeto al Rey era un bien común y garantizado, y después de que se haya autoexiliado por sus tejes y manejes, no somos capaces de encontrar un faro que nos guíe, nos entienda. Hay que trabajar en la dirección correcta, para que el futuro de todos esté garantizado. Incluida nuestra seguridad ciudadana.
Con afecto, y respeto,
Pepe Bejarano
todomotornews@gmail.com
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