LOS LÍMITES DEL VERANO
Este verano, que ha llegado a su fin para muchos, ha vuelto a poner de manifiesto que algo está fallando en las carreteras de nuestro país. ¡No puede ser que todo sea tan complicado! El COVID, la viruela del mono, la guerra de Ucrania, y por consiguiente la subida de los productos energéticos, gasolina, gas, luz, ¿y cómo no? El ascenso de los accidentes de tráfico. ¡Vaya añito!, y nos queda la mitad.
Algo no está funcionado bien en este entramado de aristas que forman la Seguridad Vial. Creo, que la campaña de la DGT, ha sido un acierto, que los controles semanales durante el verano han sido intensos, y, las nuevas normas que han entrado en vigor antes del verano han debido de suponer un toque de atención a los conductores, así que gracias a esas actuaciones las cifras de heridos, y muertos en carretera no han sido más alarmantes.
Mi teoría es la de cualquier conductor, peatón o individuo que sea responsable, y acate las normas como forma de conducta social. Solo hace falta salir a la carretera cada día, simplemente si ha tenido la oportunidad de desplazarse este verano, habrá podido comprobar que siempre hay alguien que no cumple las normas establecidas, y, por lo tanto, provoca los accidentes que después se traducen en muertos, y heridos en la carretera, y a veces, los infractores son los que se llevan por delante a personas que iban cumpliendo todas las normas habidas y por haber. Por lo que sigo pensando que “las infracciones se pagan y cada vez más” pero que los infractores no lo pagan lo suficiente, sobre todo, aquellos que salen indemnes de los accidentes que provocan dejando víctimas, producto de su irresponsabilidad. Algunos, no debería conducir JAMÁS.
De nuevo, un triste verano al que sumar a las estadísticas, aunque para muchas familias, aquellas que solo querían disfrutar de unos días de vacaciones, la velocidad, el no llevar el cinturón de seguridad, y el no atender a las normas de circulación le han provocado un recuerdo imborrable a lo largo de sus vidas.
Creo no hay más remedio, por un lado, la educación vial en las escuelas, y hoy por hoy, un endurecimiento de las penas, con trabajos a la comunidad, pero, no solo por haber pasado los límites de velocidad, o estar por encima de los límites de alcoholemia, sino por distracciones o por no llevar el cinturón.
Que te toquen bolsillo, y que te quiten tiempo de tu vida hace milagros para aprender las lecciones tan sencillas como respetar la vida de los demás.
Bienvenidos a la realidad, con afecto y respeto,
Pepe Bejarano
todomotornew@gmail.com
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