Acompañe al cineasta y piloto de Porsche Jeff Zwart en un recorrido totalmente eléctrico por Mulholland Drive, en Los Ángeles, una de las carreteras más célebres y cinematográficas del mundo.
Desde el cartel de Hollywood en el este hasta el centelleante océano Pacífico en el oeste, Mulholland Drive registra 80 largos y serpenteantes kilómetros a través de las colinas de Hollywood y las montañas de Santa Mónica. Famosa por las películas, hogar de las estrellas y con un pasado secreto de carreras ilegales, Mulholland también constituye un lugar especial para Porsche en California.
Es una historia que pocos conocen mejor que Jeff Zwart. Nacido en Long Beach, no muy lejos de Mulholland, Zwart aprendió a conducir en el Porsche 901 de 1964 que tenía su padre. En el instituto, ahorró suficiente dinero para comprar un Porsche 914/6 amarillo y, con el tiempo, pasó a competir con éxito a los mandos de modelos de Porsche, además de filmarlos y fotografiarlos por ser el director de los más memorables anuncios de la marca en las ultimas decadas. "Cuando era un niño, mi padre me decía que usaba que ir a Mulholland y ver lo que había allí", dice. "Gente como Steve McQueen y James Dean venían a menudo aquí en sus Porsche. Era algo un poco folclórico".
Inaugurada en 1924, la carretera lleva el nombre del ingeniero pionero William Mulholland, el hombre cuyos embalses y acueductos llevaron el agua a la ciudad de Los Ángeles. Hay quien piensa que se construyó como un recorrido puramente recreativo concebido para los conductores, con kilómetros y kilómetros de curvas cerradas, tentadoras y desafiantes.
Preparaciones para Mulholland
Desde los años 50 hasta los 70, Mulholland se convirtió en la meca de quienes querían correr en carretera abierta. Extraoficialmente lo llamaron "Mulholland Raceway - La mayor pista de carreras para pilotos aficionados". También le pusieron nombre a las curvas, como la curva del muerto, las gradas y las chicanes. Se crean los "Mulholland Specials", coches construidos y preparados específicamente para estas curvas. Y los modelos de Porsche, especialmente el 911, siempre fueron los favoritos de los fieles de Mulholland. Y todavía lo son. Con el tiempo, y dado que siempre fue una carretera abierta y pública, la policía puso fin a las carreras clandestinas, pero eso no impidió que la gente se dirigiera allí para disfrutar de un recorrido rápido. Con o sin carreras, Mulholland es el lugar donde algunos conductores aprendieron realmente a conducir.
"Empieza con muchos edificios y congestión", dice Zwart. "Pero luego se abre: aquí un coche puede fluir de verdad. Curvas muy rápidas y horquillas de primera velocidad: hay todas las combinaciones de giros". Si se domina Mulholland, se puede dominar cualquier lugar. Aunque, a juzgar por los numerosos restos de coches viejos y oxidados que hay en el fondo de los valles, mucha gente no lo hacía.
Historia de Hollywood en Mulholland
Por supuesto, es imposible hablar de Mulholland sin mencionar las películas. Los lugareños dicen que la historia de Hollywood se puede sentir en el trazado, y el extremo oriental lleva directamente a los Estudios Universal. Muchas estrellas del cine han tenido su casa en Mulholland: Jack Nicholson, Marlon Brando, Bruce Willis o Demi Moore.
La carretera ha aparecido en innumerables películas, e incluso una lleva su nombre. Al explicar por qué eligió Mulholland Drive como escenario de su película homónima, el director David Lynch dijo: "Es una carretera preciosa... una carretera misteriosa con muchas curvas. Es muy oscura por la noche y, a diferencia de muchos otros lugares de Los Ángeles, ha permanecido prácticamente igual a lo largo de los años".
Fantásticas vistas desde Mulholland Drive
También, por supuesto, están las vistas: algunos de los mejores miradores de Los Ángeles, escenarios de varios momentos cinematográficos. Los visitantes pueden ver el cartel de Hollywood, el centro de Los Ángeles, Burbank y el valle de San Fernando. Desde Mulholland, incluso es posible ver muy abajo el Castillo de Hogwarts de Harry Potter, en los Estudios Universal. Eso, cuando el sol atraviesa la niebla espesa que a menudo se aferra a estas colinas, como ocurre hoy.
A lo largo de sus 80 kilómetros, la carretera se compone de Mulholland Drive al este y Mulholland Highway al oeste. En el centro se interrumpe con un tramo de 13 km sin asfaltar que recupera el lado norte de "Big Wild". Conocido por los lugareños como Dirt Mulholland, el tramo de tierra lleva a un antiguo centro de control de misiles de la Guerra Fría. Se cerró al tráfico tras los desprendimientos provocados por las tormentas de El Niño, en la década de 1990.
Hoy, sin embargo, se ha concedido un permiso especial para recorrer un trayecto corto por un cortafuegos con un Taycan 4S Cross Turismo. Y quién mejor para estar al volante que Zwart, cuya experiencia en carreras por pistas incluye la subida a Pikes Peak (donde ha ganado su categoría nada menos que ocho veces y ha obtenido tres récords de clase), la Baja 1000 y el Rally TransSyberia. Es justo decir que algo sabe de la conducción sobre superficies sueltas.
El modo especial Gravel del Taycan Cross Turismo
Al acercarse al final del asfalto, antes de entrar en la tierra, Zwart selecciona el modo especial Gravel del Cross Turismo, que eleva la altura libre al suelo para ayudar a facilitar el paso sobre el camino irregular que hay más adelante. "Conducir un coche eléctrico sobre tierra es como un sueño hecho realidad por la potencia tan instantánea", comenta mientras guía artísticamente el Taycan con tracción a las cuatro ruedas por una curva cerrada, levantando un poco de polvo. "Es realmente divertido poner a prueba la capacidad del coche por la confianza que puedes depositar en él".
Al oeste del tramo de tierra, Mulholland Drive se convierte oficialmente en Mulholland Highway. Desde ahí, recorré la espina dorsal de las montañas de Santa Mónica, antes de serpentear hasta Malibú. "En una ciudad tan poblada como Los Ángeles, tener casi 80 kilómetros de carretera sinuosa es algo muy bonito", dice Jeff. "Y se detiene en el Océano Pacífico, literalmente. La carretera se acaba ahí: es tu destino final".
Antes, el ruido del oleaje se mezclaba con el de los electroventiladores y el tic-tac de los tubos de escape. Hoy en día, el Taycan se desliza hasta detenerse y se apaga silenciosamente, con el único sonido del mar.
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