En el capítulo 2 de la serie documental sobre los 115 años de historia de Lancia, titulada «Una marca y su identidad única», Luca Napolitano, CEO de la marca Lancia, y Roberto Giolito, Head of Heritage de las marcas Alfa Romeo, Fiat, Lancia y Abarth, hablan sobre la evolución del logotipo y el origen de los nombres de los coches emblemáticos de Lancia
El viaje en el tiempo continúa, desde 1906 hasta la actualidad, para descubrir una marca que siempre ha permanecido en el corazón de la gente por su glorioso pasado, pero que hoy se proyecta hacia el futuro de la movilidad
El episodio 2 de la serie documental puede verse aquí
Después de haber hablado de diseño con Jean-Pierre Ploué, Stellantis Chief Design Officer* y Head of Lancia Design, ya puede verse la segunda parte de la serie documental sobre los 115 años de historia de Lancia, con Luca Napolitano, CEO de Lancia, charlando con Roberto Giolito, Head of Heritage de las marcas Alfa Romeo, Fiat, Lancia y Abarth, acerca de la evolución del logotipo de Lancia, entremezclando su historia con los nombres de los modelos de la marca.
«Lancia es una marca con una identidad que se afirmó en sus primeros días y se mantuvo sin cambios durante 115 años», ha comentado Luca Napolitano, CEO de la marca Lancia. «Una fuerte identidad que se plasma en un logotipo elegante y distintivo, pero también en los nombres de modelos emblemáticos que han aparecido en los sueños de millones de entusiastas. Están inspirados en el alfabeto griego y en las calzadas de la antigua Roma. Este es un legado del que solo otras pocas marcas de automóviles pueden presumir, un legado que queremos preservar y en el que nos inspiraremos para construir el futuro de la nueva Lancia».
La evolución de un símbolo elegante, distintivo y noble
La historia y la identidad de Lancia también deben verse desde la perspectiva de la evolución de su logotipo, que durante mucho tiempo ha presentado dos elementos fundamentales: un volante y una lanza.
Lancia, una marca con «L» mayúscula
El primer logotipo en la historia de Lancia se presentó en 1907 y era muy simple y sobrio. El nombre «Lancia» está escrito con letras mayúsculas blancas sobre un fondo oscuro y rectangular. La «L», considerablemente más grande y ligeramente desplazada, es un elemento estilístico que distinguiría al logotipo durante décadas. La fuente es clara, con serifas en las esquinas de las letras. Ese mismo año también se lanzó una versión «más delicada» del logo, que convivió con el primero y en el que la palabra Lancia aparecía en cursiva dorada. Esta versión más sinuosa y elegante combinaba a la perfección el estilo de los primeros coches producidos por el fabricante de automóviles con sede en Turín con la estética de esa época, dominada por el Modernismo.
Bocetos del Conde Carlo Biscaretti di Ruffia
A raíz de su creciente éxito, Vincenzo Lancia quería un logotipo impactante para sus creaciones, uno que todos pudieran reconocer a primera vista, que encarnara los valores y el espíritu innovador de sus coches. En 1911, confió la tarea a un querido amigo suyo, el Conde Carlo Biscaretti di Ruffia, ilustrador, publicista y gran aficionado a los coches, además de ser el fundador del Museo Nacional del Automóvil de Turín.
«Biscaretti di Ruffia diseñó cinco bocetos diferentes, dibujados a mano y pintados con acuarelas», explica Roberto Giolito, director de Heritage de las marcas Alfa Romeo, Fiat, Lancia y Abarth. «Vincenzo Lancia seleccionó el que mejor representaba la filosofía de la marca, con algunos de sus elementos característicos: un volante de cuatro radios, un acelerador manual, una bandera rectangular y un asta con forma de lanza. Solo unos pocos elementos, todos bien planteados, algunos de los cuales se mantendrían inalterados en el tiempo». El nuevo logotipo comenzó a usarse en 1922.
Una lanza y un escudo, un símbolo noble, elegante y reconocible
En 1929, el logotipo de Lancia volvió a cambiar de forma y alrededor del volante apareció un escudo triangular, un elemento estilístico que permanece en la actualidad. Diseñado por Biscaretti di Ruffia, se estilizaron algunas de las claves de diseño del logotipo, con los colores ya establecidos: el azul se usó para el escudo, la bandera y la lanza, el fondo y el volante eran blancos, y los perfiles y la mayoría de todas las letras estaban adornadas con el color dorado.
Un restyling radical del logotipo
En 1957, cuando se presentó el Flaminia, apareció un nuevo logotipo: sobrio, pero noble y elegante. Fue un restyling radical, cambiando a un estilo más refinado. El escudo y el volante fueron reemplazados por formas geométricas simples y estilizadas y el anterior uso generalizado del color fue reemplazado por dos tonos: azul y plata. Sin embargo, esta versión conserva dos de sus rasgos característicos de diseño: la lanza que sostiene la bandera y la propia bandera marcada con «Lancia», nuevamente en mayúsculas, así como la imprescindible inicial «L».
Un vínculo con el pasado
En 1969, cuando Lancia fue adquirida por el Grupo Fiat, el logotipo sufrió otro importante rediseño. De hecho, el logotipo rectangular «original» de 1907 se renovó y actualizó. El primer automóvil en usar el nuevo símbolo fue el Beta de 1972. En 1981, se produjo una nueva evolución, una vez más construyendo un puente con el pasado. El diseñador Massimo Vignelli aplicó todos los elementos utilizados en logotipos anteriores, tomando como punto de partida la versión de 1929 y actualizándola. El escudo, la lanza, el volante y la bandera se estilizaron, mientras que la elección de colores se limitó a una alternancia entre el azul y el blanco. Por primera vez, se ajustó la letra «L» al mismo tamaño que las otras letras.
La elegancia de un logotipo para el nuevo milenio
Los principales cambios que se produjeron en la marca Lancia en los primeros años del tercer milenio también afectaron al logotipo. En 2007 se produjo una revolución desde el punto de vista estético, aunque se mantuvieron algunos de los elementos más típicos del ADN de la marca. En primer lugar, el color azul, más oscuro y brillante, y un escudo contorneado. El volante se actualizó por completo aplicando las reglas del minimalismo, con los cuatro radios transformados en dos «puntas» arriba y abajo de la palabra «Lancia», y haciendo desaparecer la lanza y la bandera.
Clasicismo grecorromano en los nombres de los emblemáticos coches Lancia
La evolución del logotipo de Lancia es fascinante, pero también lo es la historia de los nombres de sus automóviles, inspirada en el inestimable patrimonio cultural de las antiguas civilizaciones de Roma y Grecia.
De los caballos de potencia a las letras del alfabeto griego
En las primeras décadas del siglo XX, todos los Lancia se identificaron con la marca y su potencia registrada: 12 CV, 18/24 CV, 20/30 CV, 25/35 CV. Luego, en 1919 llegó la inspiración que cambiaría la historia. Vincenzo Lancia deseaba dar a sus creaciones una identidad aún más fuerte y por sugerencia de su hermano Giovanni, un estudioso de los clásicos, identificó sus coches con letras del alfabeto griego, el primero de los cuales fue el Lancia Kappa de 1919. Una idea revolucionaria que se aplicó a todos los coches que había producido la empresa hasta la fecha, empezando por el 12 CV, rebautizado como «Alpha», para luego continuar con el Beta (1909), el Gamma (1910) y el Delta (1911), hasta el Lambda, presentado en 1922, primero en el Salón del Automóvil de París y luego en su homólogo de Londres. Al mismo tiempo, se empezaron a utilizar los prefijos «di» y «tri», para identificar versiones derivadas del modelo original, que representaban evoluciones o meras puestas a punto creadas específicamente. El último Lancia que utilizó una letra griega fue el «Dilambda», cuyo prototipo se presentó en el Salón del Automóvil de Nueva York de 1929.
Los años treinta y los nombres de la antigua Roma
En el mismo período, se realizó otro cambio en los nombres de los coches. Vincenzo Lancia decidió renunciar al alfabeto griego para rendir homenaje a Italia, nombrando a sus coches con lugares históricos de la antigua Roma. Los primeros fueron Artena y Astura, seguidos de Augusta, Aprilia y Ardea. Luego, en 1931, para comercializar sus coches en Francia, Vincenzo Lancia fundó «Lancia Automobiles» y dio a sus coches nombres franceses: el «Belna» y el «Ardennes», es decir, el Augusta y el Aprilia, se presentaron en el Salón del Automóvil de París. Fueron un éxito tan inmediato que, en el Salón del Automóvil de París de 1936, Henry Ford dijo haber estado esperando a que se cerraran las puertas para ver el Aprilia de cerca y en persona, enfrentándose a los guardias de seguridad que se lo impidieron. Tiene fama de haber dicho: «El Aprilia es el único coche expuesto por el que merece la pena montar una escena».
Los años cincuenta. Los iconos de Lancia cambian de nombre por el de las calzadas romanas
Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la empresa pasó a manos de Gianni Lancia, el hijo del fundador, los coches Lancia volverían a cambiar de nombre. Se siguió aplicando el tema romano, pero ahora con el nombre de las calzadas: el Aurelia y el Appia, a los que seguirían el Flaminia, Flavia y Fulvia. En ese momento, el Flaminia se utilizó nada menos que como el automóvil del presidente italiano: una versión especial, de la que se fabricaron cuatro modelos en 1961 para la visita de la reina Isabel II a Italia. Y, en línea con una tradición de las caballerizas del Papa, las Scuderie del Quirinale, cada modelo lleva el nombre de uno de sus caballos de pura sangre: Belfiore, Belmonte, Belvedere y Belsito.
De los años setenta a la actualidad: el regreso al alfabeto griego
El Grupo Fiat adquirió Lancia en el otoño de 1969, abriendo una nueva era para la marca. Luego se tomó la decisión de volver al logotipo original y cambiar el nombre de los coches por las letras del alfabeto griego. El primer automóvil al que se aplicó este cambio fue el Beta de 1972, seguido en 1976 por el Gamma y en 1979 por el Delta. La tradición de los nombres clásicos continuó luego con el Prisma (1982), el buque insignia Thema (1984) y así continuó hasta los más recientes Thesis y Phedra en 2002, y la tercera generación Delta en 2008. Se llega así al Nuevo Ypsilon (2020), el heredero de un bestseller que, a lo largo de sus 35 años de historia, 4 generaciones y 35 series especiales, siempre ha sido contemporáneo, consolidándose como el «coche urbano de moda», con tres millones de unidades vendidas.
La fuerte identidad de la marca Lancia se asienta en su logotipo elegante y distintivo, y en los muchos nombres de sus coches más emblemáticos. Un rico legado en el que inspirarse para escribir un nuevo capítulo en la historia de la marca que, desde 1906, sigue siendo una de las marcas de automóviles más queridas y admiradas en el mundo.
La historia continúa...
*Para las marcas Abarth, Alfa Romeo, Citroën, DS Automobiles, Lancia, Opel, Peugeot y Vauxhall, y para Fiat en Europa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Solo comentarios relacionados con la información de la página.