sábado, 10 de julio de 2021

LA ROTONDA

 

DISTRACCIÓN

 





Las olas van a morir a la orilla una y otra vez. Los chiquillos dibujan con el agua sus inquietos saltos. La avioneta pasea los cielos con un consejo remunerado, mientras los barcos anclados en el horizonte esperan la pleamar.

Son instantes en los que mis ojos juguetean con el tiempo, mientras intento averiguar ¿Quién es el asesino? o ¿Si el protagonista de la novela que estoy intentando leer, puede evitar la destrucción del mundo?

Relajante como un mar tranquilo, pero es tanta la información que tengo a mi alrededor, que difícilmente puedo pasar una página del libro, o saltarme algún párrafo sin darme cuenta.




Todos mis sentidos están alertos en la butaca a rayas azules de la playa, con la sombrilla a juego, abierta de par en par, mientras estoy rodeado de todo aquello que me asalta o me conmueve, como ese bebé, entrando con su madre en la mar salada por primera vez, o esa pareja de abuelos, sentados con sus pies en la orilla del mar, mientras las olas los acaricia. Es muy difícil abstraerse, sin que la vista, te lleve a ese otro sentido de las emociones, te envuelva y distraiga de lo que a mí realmente me gusta en la playa: leer con la banda sonora del mar de fondo, y de vez en cuando, refrescarme por fuera y por dentro. ¡Ya me entiende!



¡Imagínese al volante de su coche, su mujer o marido, amigos, niños, abuelos, o con aquellas personas que usted se vaya de vacaciones! Mientras conduce, sus sentidos tienen que estar super alertas, ─un niño llora, alguien te pide que cambies de emisora, y el navegador te va indicando cuál es la próxima salida en la rotonda que viene─ además, tienes que coordinar todos los movimientos para conducir el vehículo, pies, manos, visión, etc., y tu cerebro tiene que estar atento a la vía por donde vas, las señales que rigen la carretera, y lo que es más importante, el comportamiento de los demás vehículos. Sin duda, es de lo más estresante. No puedes distraerte ni un segundo.


Los acompañantes ocasionan distracciones reiteradas al 77% de los conductores. Se estima que cuanto mayor es el número de pasajeros que viajan en un vehículo, más aumenta la probabilidad de tener un accidente. Además, las mascotas y los niños en los automóviles provocan la mayor parte de las distracciones. Así, tres de cada cuatro conductores que viajan con menores giran la cabeza o miran por el retrovisor a los pequeños que van situados en el asiento trasero. Mantener una conversación con un acompañante, atender a los pasajeros y la presencia en el coche de animales de compañía que no ocupan un espacio separado provocan distracciones y pueden llegar a captar la atención del conductor y desviarle de su principal tarea.



Las preocupaciones personales. Una depresión, el estrés o la ansiedad provocan la falta de atención y el riesgo en la conducción. El estado de ánimo origina distracciones frecuentes al 56% de los conductores. Por ello se recomienda, a la hora de ponerse al volante, mantener la serenidad y dejar fuera del vehículo las prisas, el estrés y las preocupaciones personales.

La manipulación de dispositivos en el vehículo. El 54% de las personas que llevan el automóvil admite que la utilización de dispositivos durante la conducción les ocasiona distracciones habituales. De esta forma, regular la calefacción o el sistema de climatización del coche y manipular el navegador, la radio o cualquier otro sistema de comunicación se convierte en la tercera causa de accidentes por distracciones. De hecho, el tiempo de reacción de frenada aumenta de forma sensible cuando se está manipulando el equipo de música. El automovilista también se distrae cuando fuma, come, bebe, se maquilla, se afeita o busca algún objeto en la guantera, como las gafas de sol. La DGT ha constatado que encender un cigarrillo cuando se conduce multiplica por 1,5 el riesgo de accidente. Además, llevar el vehículo y a la vez utilizar navegadores, cascos, auriculares u otros dispositivos que disminuyen la atención permanente en la conducción son infracciones graves, sancionadas con una multa de 200 euros y la pérdida de 3 puntos del carné de conducir. Se recomienda disponer de sistemas o aparatos que se manejen desde el volante, sintonizar emisoras o colocar el CD antes del viaje y programar la ruta que se recorrerá antes de comenzar la conducción. En cualquier caso, con el fin de evitar siniestros, el automovilista debe mantener en todo momento las dos manos en el volante.

La utilización del teléfono móvil. El uso del teléfono móvil durante la conducción es una de las distracciones más peligrosas, pues multiplica por cuatro el riesgo de sufrir un accidente. Asimismo, chatear, manejar aplicaciones, enviar mensajes o jugar con el móvil son algunas de las conductas más imprudentes. El 94% de los conductores son conscientes de que hablar por teléfono sin manos libres es un comportamiento muy arriesgado. De hecho, un 46% de los automovilistas reconoce que se distrae hablando por el móvil, incluso cuando utiliza el dispositivo de manos libres. A este respecto, la DGT (Dirección General de Tráfico) recuerda que una persona que habla por teléfono mientras conduce: pierde la capacidad de mantener una velocidad constante, no guarda la distancia de seguridad suficiente con el vehículo que le precede, confunde itinerarios, deja de percibir la mitad de las señales de tráfico, comete más infracciones y su tiempo de reacción aumenta entre medio y dos segundos, según los reflejos de cada conductor. La peligrosidad de hablar por el móvil al volante es equiparable a la de conducir después de haber ingerido bebidas alcohólicas y la posibilidad de sufrir un accidente de tráfico aumenta entre 5 y 10 veces.

Apartar la vista de la carretera. Un 38% de los conductores reconoce que se distrae cuando circula ante un accidente, lo que propicia una disminución de la atención en el tráfico que puede provocar otro incidente parecido. Atender a un accidente que ha tenido lugar poco tiempo antes, contemplar el paisaje o mirar una valla publicitaria son algunas de las prácticas más habituales y peligrosas, ya que alteran el ritmo normal de la conducción.


Conducir con fatiga o sueño. Otros factores de riesgo más desconocidos, pero muy implicados en la accidentalidad, como en colisiones por alcance, salidas de la vía o invasiones de carril contrario, están relacionados con la fatiga, la somnolencia o el adormecimiento del conductor. Llevar el coche con cansancio implica un aumento en el número de distracciones al volante, altera la capacidad para tomar decisiones o para prestar atención al entorno y hace más difícil mantener la concentración en el tráfico. La DGT aconseja que antes de conducir se duerma bien y se evite beber alcohol y comidas copiosas. Asimismo, durante el trayecto, en caso de viajes largos, se recomienda parar cada dos horas, mantener una temperatura agradable dentro del vehículo y no fumar en el habitáculo.



Otros factores humanos que provocan distracciones

Conducir bajo los efectos de alcohol, fármacos o sustancias sicotrópicas.

Tener una edad avanzada.

Circular a una velocidad excesiva. En este sentido, cuanto mayor es la velocidad a la que va el coche, menor margen de reacción tiene el conductor frente a los imprevistos.

Y esa es la diferencia, no es lo mismo contemplar todo lo que te rodea desde la plácida silla playera incrustada en la arena, aunque estés expuesto a un balonazo de playa, a que te distraigas mientras conduces un vehículo con la familia a bordo, y los expongas a un accidente de tráfico. Por mucho que te despistes por la variedad de sensaciones que te rodeen en la playa o en la montaña, nunca sufrirás los estragos de una negligencia al volante, y por una distracción no puedas disfrutar de un buen libro a la orilla de la playa, mientras el mundo gira a tu alrededor.

Disfruten de las vacaciones, sin distracciones,



Pepe Bejarano


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