domingo, 18 de julio de 2021

CEDA EL PASO

 

                 “LA VIDA ES SUEÑO”






Soñé que paseaba por la arena mojada de la orilla del mar, escuchando el murmullo de las pequeñas olas. Mi indumentaria: unos negros botines, un bañador verde oscuro, una camisa con pequeños cuadros rojos y una gorra deportiva. A mi izquierda, la inmensa y casi serena masa azul fenecía en un horizonte curvado. Las barcas de pescadores se movían en la lontananza levantando una ligera y vistosa espuma. Más cerca, algunos bañistas braceaban metidos en sus cromáticos flotadores, otros jugueteaban con pelotas de goma y los más inquietos se zambullían una y otra vez. A la derecha, a continuación de la arena mojada, el color crema pálido de la arena seca llegaba a unos pequeños montículos ondulados, poblados de bayuncos verdes y algunas hermosas florecillas.

En la orilla, un paisaje multicolor de sombrillas cobijaba a los veraneantes que leían, conversaban o jugaban con el ruidoso dominó o la baraja de cartas. Algunos jóvenes y menos jóvenes corrían en una y otra dirección levantando partículas de arena mojada. Los rojizos rayos del sol vespertino mostraban una estampa cálida y relajante… Pronto la tarde daría paso a la noche y el sol se ocultaría somnoliento…



Soñé que bajaba a la calle transitada por peatones y vehículos en un bello día de primavera. Las aceras limpias mostraban un pulcro suelo gris. Las personas caminaban con la tranquilidad que transmitían los respetuosos ciclistas y los usuarios de patinetes… Precaución y miramiento con las que andaban con soltura y, en algunos casos, asidas al brazo de algún familiar, apoyadas en un andador o ayudadas por muletas. Los bares no invadían el acerado con mesas y sillas para facilitar el tránsito de los viandantes.

Todos los vehículos que circulaban por la estrecha calle colindante, limitada a 30 km/h, respetaban el límite de velocidad y se detenían, si era necesario, en los pasos de cebra que se encontraban en la vía. Los peatones no cruzaban de una acera a otra por donde les venía en gana, y se ajustaban a las normas de tráfico. Si algunas mascotas se hacían sus necesidades en la calle, los dueños iban provistos de todo lo necesario para proceder a su limpieza o recogida: botellas de agua, guantes y bolsas de plástico. Los contenedores de basura estaban limpios y sin bolsas en los alrededores… Las bolsas estaban dentro de los recipientes que para eso están. Un vientecillo del oeste presagiaba que podíamos tener una tarde lluviosa…

Soñé que la fragancia del azahar envolvía al Barrio de Santa Cruz de Sevilla y fui desgranando su historia: Los orígenes de este barrio son de la época de los romanos, cuando Sevilla tenía la denominación de Híspalis. En el siglo XI los musulmanes levantaron un palacio con altas torres, y sobre otro posterior los cristianos hicieron la remodelación cuyo resultado es el actual Real Alcázar de Sevilla. Fue tras la reconquista de la ciudad en 1248 por parte del rey Fernando III cuando los judíos se instalaron en este lugar, y varias de las antiguas mezquitas se convirtieron en sinagogas.

Caminé por las angostas calles hasta llegar a la Puerta del León, que se llamó antes de la Montería porque por ahí salía el rey  para ir a cazar El conjunto del Real Alcázar tiene su origen en la evolución de la antigua Híspalis romana (siglo II o III a. C.) Y más concretamente a comienzos del siglo X, en el momento en que el Califa de Córdoba Abderramán III de la dinastía de los Omeya ordenó el levantamiento de un nuevo recinto de gobierno. La conquista castellana del territorio, en el siglo XIII, dotó al conjunto palaciego de la condición que permanece hasta nuestros días: sede de la Corona y ámbito del poder municipal de la ciudad de Sevilla.

Desde la Puerta del León, contemplé la Catedral metropolitana de Santa María de la Sede, el templo gótico con mayor superficie del mundo. Se construyó en el siglo XV sobre una mezquita y se conserva el alminar, hoy Giralda (101 m de altura, si sumamos el Giraldillo) ―con 35 rampas para que el sultán pudiera subir a caballo― y el Patio de los Naranjos. En el siglo XV, se edificó la parte renacentista: Perfumada por el incienso, destaca la capilla real en la que están enterrados Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio, y se encuentra la imagen de la Virgen de los Reyes, más antigua que la capilla y que fue donada a Fernando III por San Luis IX de Francia que era su primo hermano…

Soñé que tenía delante de mí la obra de teatro escrita por Pedro Calderón de la Barca en el siglo XVII, “La vida es sueño”, perteneciente al movimiento literario barroco y que tiene como tema central la libertad del ser humano para configurar su vida, sin dejarse llevar por un supuesto destino ―libre albedrío en contraposición con la predestinación―. Como el libro es complejo, me voy a limitar a cerrar este artículo con los últimos versos de Segismundo, uno de los personajes de la obra.

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.



Feliz verano y, si lo desean, nos reencontraremos el 12 de septiembre del presente 2021.

Fernando Monge

fmongef@gmail.com

18/julio/2021

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