DESCEREBRADOS
“La comedia nos enseña que la vida no hay que tomarla en serio y la tragedia nos enseña lo que pasa cuando no hacemos caso de lo que la comedia nos enseña” El alma de Carlos Ruiz Zafón, en la voz del personaje Miguel de Cervantes del libro “La Ciudad de Vapor”.
Cuando la realidad la amasamos día a día con destellos de lágrimas por el momento que nos ha tocado vivir, todo lo demás es secundario, o por lo menos eso nos parece. En la vida lo importante es vivir, que no es lo mismo que estar vivo. A partir de ahí, todo lo demás suma para que estando vivos podamos seguir viviendo. Ya después, otros factores intervienen en nuestra intención de querer vivir.
Me van a perdonar mi introducción de hoy, creo que hay algo positivo que nos va a dejar el año 2020 desde mi modesta opinión, y es a valorar nuestro orden de prioridades.
Creo que nos hemos retrotraído a algo que nos ha puesto a todos los pies en el suelo. La pandemia que estamos sufriendo en el mundo nos ha removido especialmente para darnos cuenta de que, sin salud, no somos nada. Todas nuestras expectativas de futuro, todos los planes, todas nuestras ilusiones se quedan en nada sin salud.
Partiendo de esta premisa, ¿por qué nos cuesta tanto ponernos el cinturón de seguridad, moderar la velocidad, conducir hablando por el móvil, en definitiva, respetar las normas de seguridad vial para que podamos seguir viviendo, y podamos evitar los accidentes que provocamos cada año, con sus respectivos heridos, y fallecidos?
Si atendemos a las normas de los especialistas, y nos ponemos la mascarilla, guardamos la distancia, y mantenemos una higiene plausible para poder evitar contagiarnos, también podríamos tomar nota en otros aspectos de nuestra vida, y mantener ese orden de prioridades para nuestra salud a la hora de conducir pensando en nosotros, y en los demás. Pero, ¡ay, amigo/a!, no somos un ejemplo de nada, y hay todavía mucha gente que no atiende a razones: sigue sin ponerse la mascarilla, lo mismo que no se pone el cinturón de seguridad, no guarda la distancia entre personas, lo mismo que no guarda la distancia entre vehículos, y se salta las normas, hacen botellones, se juntan más personas de las que deben, y al final, terminan contagiándose, y a la vez contagiando a los demás provocando a veces la muerte de sus familiares y de otras personas que conviven o no con ellos.
Son los mismos en todos los órdenes de la vida, en pandemias, accidentes de tráfico y hasta en la cola de un cine. Son esa especie que vive, y muere sin orden ni respeto hacia los demás. Me gustaría decir que son una especie en extinción, pero me temo que no es así.
Estos personajes están en nuestras familias, entre nuestros vecinos, amigos, y son producto de una falta de respeto social que a veces tiene consecuencias nefastas para la convivencia y sobre todo para la SALUD.
Lo siento, pero sigo pensando que la SALUD ES LO MÁS IMPORTANTE, ¡ojalá!, en este año y en el próximo, podamos sacar conclusiones positivas, sobre todos aquellos que habían perdido el norte de sus vidas.
Pensemos que con el RESPETO hacia los demás podremos vivir más felices, y llevar a cabo todos nuestros propósitos.
Podemos filosofar todo lo que ustedes quieran, pero aunque muchos piensen que la verdad solo tiene un camino, ¡es verdad¡, el orden y el respeto a las normas no tienen más vueltas, “no me hagan comulgar con ruedas de molino”, déjense de zarandajas, vivan y dejen vivir.
Con todo mi afecto y respeto,
Pepe Bejarano
todomotorsevilla@gmai.com
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