EL COCHE DE SEGUNDA
MANO
Evidentemente, si las circunstancias económicas lo permiten,
a casi todos los usuarios nos gustaría comprar un coche nuevo en el caso de que
nos planteemos esa compra. Ahora bien, teniendo en cuenta que no siempre
nuestros presupuestos gozan de la suficiente holgura, podemos decir que el
coche de segunda mano es una buena opción, porque supone un ahorro económico
importante —tan necesario en estos momentos en que la pandemia se ha
convertido en una rémora para la economía— y, si somos capaces de informarnos del fondo de las cosas, no juzgando por
las apariencias, podemos hacer una buena compra. Si desconocemos el mundo
del motor, recurrimos a algún pariente o
amigo que sepa moverse en ese ambiente. En caso de que no contemos con ninguna
persona que reúna esas condiciones, lo llevamos a un taller que merezca nuestra
confianza.
Vamos a enumerar algunos de los puntos a tener en cuenta a la
hora de comprar un coche de segunda mano:
Piensen bien el coche que van a elegir y, si es posible,
infórmense de su comportamiento en el mercado: posibles averías, disponibilidad
de repuestos… Sopesen si lo compran a un particular o a un concesionario: En el
primer caso, puede que el vendedor se desentienda cuando se realice la
compra-venta; en el segundo caso, suele tener un periodo de garantía. Revisen
ciertos aspectos básicos como los frenos, los neumáticos, la corrosión de la
chapa o la suspensión. Pruébenlo antes de realizar la compra para comprobar
cómo funciona el motor. Pueden hacerlo solos o acompañados por el vendedor,
pero no lo compren sin probarlo.
Cuando hayan tomado la decisión de comprarlo, verifiquen que
toda la documentación está al día, que se encuentra al corriente en el pago de
impuestos, que el precio que van a pagar es justo, y aten cabos con un contrato
de compra-venta en el que deberá figurar la forma en que se realizará el pago
del coche. Para finalizar, si han dado alguna señal, exijan un recibo y sepan
que, con garantía o sin ella, el Código
Civil establece que el vendedor ha de responder durante un periodo de seis
meses de los fallos ocultos que el vehículo pudiera tener, aunque los
desconozca.
Si somos capaces de
informarnos del fondo de las cosas, no juzgando por las apariencias… Estas expresiones aparecen en una
leyenda de Pedro I de Castilla (siglo XIV), llamado por sus detractores “El
Cruel” y por sus partidarios “El Justiciero”. Distintos autores, como José
María de Mena en su libro “Tradiciones y leyendas”, cuentan que el rey tenía
que elegir un juez. Otros autores hablan de un escribano mayor del Cabildo de
Sevilla. Lo cierto es que, con algunas diferencias, en lo esencial coinciden
todos. Así que voy a hacer un compendio de la narración, teniendo en cuenta las
diversas fuentes.
La leyenda dice que el rey don Pedro fue convocando a los
distintos aspirantes en los Jardines del Alcázar. A cada uno de ellos le fue
preguntando el número de naranjas que flotaban en un estanque. Los aspirantes
contaban las naranjas y todos decían la misma cifra, seis naranjas. Así
continuó la selección hasta que le llegó el turno a Juan de Pineda. Recurriendo
al ingenio, el de los Pineda, sacó todas las naranjas del estanque ante la
atónita mirada de los aspirantes y del propio Rey. Las contó y dijo que en el
estanque había la mitad de naranjas que habían dicho sus contrincantes, tres
naranjas.
Don Pedro, intrigado, preguntó: “¿Por qué habéis sacado las
naranjas del estanque?” La respuesta fue tan convincente para el monarca que
decidió elegir al joven para el cargo. El ganador explicó que había sacado las
naranjas del estanque porque quería comprobar si eran naranjas enteras o medias
naranjas, antes de asegurar lo que veían sus ojos. Y como los otros candidatos
eran señores de alto abolengo, me quedo para el final con la versión de José
María de Mena que concluye con estas palabras del Rey dirigiéndose al ganador y
a sus rivales:
—En efecto, son tres
naranjas cortadas por la mitad, que yo mismo las puse esta mañana en el agua
para que parecieran seis naranjas. Vos habéis sido el único que lo ha
averiguado porque habéis sido cuidadoso en cercioraros, no juzgando por las apariencias.
Y volviéndose a los
otros pretendientes que estaban confusos y avergonzados, les dijo severamente:
—¡Ea, grandes señores!
¿Cómo iba yo a dar el cargo de juez a quienes
no son capaces de informarme del fondo de las cosas, y juzgan por lo
superficial?
Pues eso, vayamos al fondo
de las cosas, en la medida de lo posible, y sigamos investigando a nivel global
en la lucha contra el COVID-19… La investigación global es necesaria, pues
todos los esfuerzos mejoran si se comparten.
Con mis mejores deseos, saludos cordiales.
Fernando Monge
Fmongef@gmail.com
26/septiembre/2020
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