sábado, 21 de septiembre de 2019

LA ROTONDA


LA CIUDAD SE DESPIERTA





Cuando la ciudad duerme en verano todo parece transcurrir con normalidad. Los vehículos descansan junto a las aceras pensando que en pocas horas tendrán que cumplir su función para lo cual han sido preconcebidos.

Sin vehículos, una calle en cualquier ciudad del mundo es una imagen del pasado. Parece como si el tiempo se hubiera detenido. El único ruido en la madrugada es el silencio y el roce de los árboles entre ellos movidos por el viento. Pero poco a poco, todo vuelve a la normalidad: los coches se despiertan y se desperezan con el rugido del motor, mientras salen de esas bocas grandes que se abren entre los edificios, todos ellos arrancan junto a la acera para hacer suya un día más la calzada. Polución, atascos, accidentes, un día más la ciudad se despierta.


Poco a poco las grandes ciudades siguen creciendo. En el año 2050 se estima que el 70% de los habitantes de la Tierra vivirá en grandes urbes. Y sin duda hay que preparar el terreno para ese gran desplazamiento hacia los entornos urbanos. El transporte es un aspecto clave. Solo hay que analizar lo que está ocurriendo en las grandes ciudades norteamericanas y en las del resto del mundo, como es el caso de Los Ángeles, México DF, Tokio o París. Y por supuesto Madrid o Barcelona no se libran de esta situación.

Según un estudio elaborado por la 'app' DriveSmart, los conductores de coches en las grandes ciudades españolas, como Madrid o Barcelona, pierden un año y cuatro meses de su vida de media en los desplazamientos en coche para ir y venir del trabajo. Entre una hora y una hora y media cada día. Y eso es algo que si ahora ya no es razonable mucho menos lo es pensando en que en el futuro las ciudades serán mucho más grandes.


Pero, ¿por dónde camina la UE en este sentido?

Fundamentalmente, las culturas deben contemplarse en un contexto plural y relacional (Janowicz, 2006). Así como existen diversas culturas de movilidad, también hay distintas vías para llegar a una cultura de movilidad más sostenible. La adopción de la triada «económica», «ecológica» y «social» determina el marco regulatorio en el que deberían desarrollarse el transporte y la movilidad. En este sentido, el término «social» no solo conlleva el evitar la discriminación y la injusticia en lo tocante a la movilidad, sino también el posibilitar una diversidad sociocultural de estilos de vida y, por tanto, de estilos de movilidad. A la hora de propiciar cambios sobre el terreno, tener en cuenta esa diversidad conlleva que las culturas de movilidad más sostenible deban ser multimodales, así como multiopcionales desde el punto de vista de los ciudadanos. Este requisito no es novedoso en los estudios viales y la política de transporte, aunque casi ninguna ciudad/agente (aparte de la ciudad de Zúrich) se atreve a afrontar abiertamente, es decir, en el ámbito público, el asunto del «transporte combinado».

Se hace hincapié en cómo los estilos de vida y la tendencia hacia la individualización, el cambio demográfico y otros procesos de transformación social relativos a las necesidades medioambientales y sociopolíticas afectan a los hábitos de movilidad. Además, se explican las culturas de movilidad y su incidencia sobre el desarrollo del tráfico. Este apartado pone de manifiesto que los usuarios de los sistemas de movilidad no constituyen un grupo homogéneo. La diferenciación social seguirá aumentando y ganará en intensidad, con independencia de otros factores sociodemográficos/económicos.

Hay, sin duda, que trazar nuevos proyectos de futuro a corto, medio y largo plazo para dibujar el mapa de movilidad que queremos para nuestras ciudades, antes que nos devoren todos los aspectos directos y colaterales que ya les he apuntado. Sin prisas, pero sin pausa, tendremos que ponernos en marcha, antes que la CIUDAD SE DESPIERTE.

Con afecto y respeto,

Pepe Bejarano
todomotorsevilla@gmail.com


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