Si acabas de adquirir tu
primer coche eléctrico, o estás a punto de comprarlo, probablemente te asalten
muchas dudas. Una de las más comunes es si existe alguna diferencia a la hora
de conducirlo, respecto a un coche de gasolina o diesel.
Aunque es prácticamente igual,
sí que existen algunas pequeñas diferencias que debes tener en cuenta para
sacarle mejor partido a la conducción de tu coche eléctrico.
Diferencias entre conducir un
coche eléctrico y uno de gasolina
No hay embrague ni caja de
cambios
Lo primero que debes tener en
cuenta a la hora de conducir un coche eléctrico es que carece de caja de
cambios y de embrague.
Inicialmente, podría decirse
que se conduce, en este sentido, como un coche con cambio automático. Pero con
una diferencia: en un automático, que tú no cambies la marcha no significa que
no lo haga el coche, por lo que la aceleración será progresiva; pero, en un
eléctrico, dado que no hay marchas, tendrás la máxima potencia del motor desde
cero revoluciones, con lo que la aceleración es inmediata y muy superior.
Conducción eficiente
Enlazando con lo anterior,
debido a su gran fuerza de aceleración, es importante que tu conducción sea
eficiente, evitando acelerones y frenazos bruscos.
Si pisas el acelerador a
fondo, el coche saldrá, literalmente, “disparado”. Acostúmbrate a acelerar poco
a poco.
Freno regenerativo
Es, quizás, una de las mayores
diferencias, o al menos a la que más tardas en acostumbrarte al pasar de un
coche de combustión a uno eléctrico.
En el coche eléctrico, el
acelerador sirve también como freno, en el sentido de que, cuando levantas al
pie del acelerador, el coche pierde velocidad. Equivale a pisar suavemente el
freno en un vehículo convencional.
Además, a diferencia de los
coches de gasolina o diesel, cada vez que sueltes el acelerador, esa fuerza
cinética la va a aprovechar tu vehículo para recargar la batería. Esto es lo
que se conoce como freno o frenada regenerativa.
No obstante, no debes olvidar
el pedal de freno, para cuando tengas que parar en seco o totalmente, por
ejemplo en un cruce o semáforo.
Si durante la conducción te
acostumbras a aumentar y reducir la velocidad sólo con el pedal de aceleración,
comprobarás que la carga de tu coche dura mucho más.
Ni ruido ni vibraciones
Una de las cosas más
llamativas la primera vez que te subes a un coche eléctrico es el silencio
absoluto.
El coche eléctrico no emite
ningún tipo de ruido, ni de vibraciones, ya que tampoco las causa su motor.
Pero, ¡ojo!, del mismo modo
que tú no lo percibes, tampoco lo harán los peatones, por lo que debes estar
muy atento a la calzada sobre todo cuando conduces por ciudad.
Más seguridad
Hay varios elementos que harán
que te sientas más seguro a bordo de tu coche eléctrico, respecto a uno
convencional.
En primer lugar, dado que el
par motor es instantáneo, te permite una respuesta inmediata por su capacidad
de aceleración. Imagínate por ejemplo que estás adelantando un camión y, de
pronto, te viene un coche de frente que no habías visto: gracias a la potencia
del acelerador, no tendrás más que pisar a fondo para terminar de inmediato la
maniobra y regresar a tu carril, sin miedo a que no tenga “reprís”
En segundo lugar, también
percibirás la seguridad en el peso del coche. Esto es debido a las baterías y a
su reparto en el vehículo, que le dan muchísima estabilidad.
Sé previsor
Tu mentalidad, a la hora de
conducir un coche eléctrico, también va a cambiar. Si eres de los que
acostumbran a dejar el coche casi en reserva, con uno eléctrico no podrás hacer
eso.
Antes de salir de casa,
asegúrate de que tienes la batería cargada. Y, si vas a hacer trayectos largos,
no está de más que te informes de dónde puedes parar a recargar tu coche.
Aire acondicionado y calefacción
más racional
En el coche eléctrico, también
te acostumbrarás a no abusar del aire acondicionado ni de la calefacción, dado
que consumen mucha batería.
Utilízalos cuando sea
imprescindible y con temperaturas más adecuadas. En definitiva, se trata de darle
un uso más racional.
Modo ECO
Siempre que puedas, conduce en
modo ECO, presente en prácticamente todos los coches eléctricos.
El modo ECO suaviza la
respuesta del motor y, aunque reduce sus prestaciones, podrás usarlo tanto en
carretera como en ciudad, salvo que conduzcas, por ejemplo, por una zona con
muchas cuestas.
Teniendo en cuenta todos estas
pequeñas diferencias, te acostumbrarás mucho antes de lo que crees y, muy
pronto, no querrás volver a conducir tu viejo coche.
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