Más de trescientos equipos se
han inscrito en el Rallye Monte-Carlo Histórico, donde participan auténticas
joyas del automovilismo deportivo.
Con 309 inscritos, el Rallye
Monte-Carlo Histórico es la prueba de Regularidad de mayor éxito en el mundo.
Su nombre mítico, los revirados tramos por los Alpes Marítimos, el recorrido de
concentración desde varias ciudades europeas, los habituales hielo y nieve...
Todo confluye para sea el rallye preferido de los aficionados. En esta prueba
se reúnen muchos de los mejores clásicos deportivos del mundo, perfectamente
puestos a punto para competir como lo hacían antaño. Estos son los 10 coches
más destacados de la edición de este año.
Citroën DS
La del Citroën DS/ID es la
historia más extraña de un ganador del Monte-Carlo. Grande y pesado, poco
potente y con una hidráulica compleja y frágil, era el coche menos apropiado
para disputar rallyes. Sin embargo, un grupo de aficionados franceses fundó la
escudería "Paris Île-de-France" y se lanzó a competir con ellos desde
1956. El privado Paul Coltelloni sorprendió a todos ganando con el ID19 de su
mujer el Rallye Monte-Carlo de 1959. Tras ese triunfo, Citroën se involucró
oficialmente y nombró a René Cotton jefe de competición. En manos de pilotos
como Guy Verrier, René Trautmann, Lucien Bianchi, Bob Neyret y, especialmente,
Pauli Toivonen, los ID19 y DS21 se convirtieron en ganadores de los rallyes más
duros (Lieja-Sofía-Lieja, Tour de Corse, Mil Lagos...). En 1966 Pauli Toivonen
ganó por segunda vez el Monte-Carlo (tras la escandalosa exclusión de los Mini)
y en 1967 logró el tercer triunfo Neyret, ambos con DS21. Durante los años
primeros '70, los Citroën aún destacaron en los terrenos más duros: Rallye de
Marruecos, East African Safari, TAP-Portugal... gracias a su fantástica
suspensión neumática y a su tracción delantera.
GAZ Volga M21
Uno de los vehículos más
exóticos del presente Rallye de Monte-Carlo es el M21 fabricado en la Unión
Soviética por la marca GAZ. Fue el primero en portar el popular nombre "Volga"
y se produjo entre 1956 y 1970, en una gran cantidad (más de 80.000), aunque
estaba restringido a los cargos públicos o a los servicios del Estado. Aún así,
esta indestructible berlina de tiempos de la Guerra Fría, capaz de soportar las
temperaturas más extremas, tuvo su carrera deportiva, consiguiendo triunfos de
Clase en rallyes tan diversos como el Mil Lagos de Finlandia o el demoledor
Acrópolis de Grecia.
Con carrocería de inspiración
norteamericana, portaba un motor de cuatro cilindros y 2,4 litros de apenas 65
CV de potencia, que llegaron a los 80 en la "Serie 3" de los años
'60. Aunque la KGB disponía en exclusiva de un motor V8 con 160 CV. Su
principal virtud era la robustez y una altura al suelo muy elevada (23 cm) que
lo convertía en un "todocamino", pese a contar con sólo dos ruedas
motrices y cambio de tres marchas.
Seat 124 Especial 1800 Grupo 4
En 1977, SEAT homologó en
Grupo 4 su nueva carrocería del 124 (faro rectangular) equipada con el motor
1.800 con culata de 16 válvulas. Este modelo tenía menos de 200 CV, pero se
beneficiaba de un peso total muy ligero y de un magnífico bastidor,
desarrollado en años anteriores en los 1430/1800. Con dos pilotos de la talla
de Antonio Zanini y Salvador Cañellas (y con el refuerzo de un privado de lujo
como Salvador Servià), el equipo SEAT se inscribió puntualmente en el
Monte-Carlo del Campeonato del Mundo, entrando en liza con los equipos
oficiales de Ford, Fiat y Lancia, entre otros. Fue un año con mucha nieve y
hielo, que fue pasando factura a los principales favoritos, mientras los SEAT
seguían imperturbables, ganando posiciones. En la última noche, Zanini y
Cañellas ascendieron al tercer y cuarto puesto, respectivamente, mientras
Servià era séptimo. Un resultado inesperado por el nivel de competencia, pero
conquistado con un coche fiable y un magnífico equipo. El equipo SEAT Coches
Históricos y Salvador Cañellas vuelven este año otra vez al Monte-Carlo con una
réplica del mismo 124 Especial 1800 Gr.4, que hace las delicias de los
aficionados en el parque cerrado y en los tramos monegascos.
Mini-Cooper S
Lograr tracción en nieve y
hielo siempre ha sido el mayor reto de los participantes en el Monte-Carlo.
Curiosamente, las mayores gestas conseguidas durante los años '50 y '60 las
lograron vehículos poco potentes, pero dotados de tracción delantera, como los
Citroën DS... o los Mini-Cooper. Cuando British Motor Corporation encargó al
equipo de Fórmula 1 de John Cooper el desarrollo de su Mini para competición,
nunca pensó que llegarían a ser ganadores absolutos de rallyes. Y así fue: con
el motor de 1.070 cc y apenas 90 CV, pero magnífica motricidad en suelo helado,
los rojos Mini-Cooper consiguieron la victoria en Monte-Carlo en 1964 gracias al ídolo local "Paddy"
Hopkirk. Al año siguiente fue el endiablado pilotos nórdico Makinen (que
perfeccionó la técnica de frenar con el pie izquierdo mientras aceleraba a
fondo con el derecho) quien sumó la segunda victoria, contando ya con el motor
de 1.300 cc (que tampoco suponía mucha más potencia). Una vez más, la gran
cantidad de nieve les había beneficiado. Y en 1966, el triunfo de los
Mini-Cooper S fue aún más flagrante. ¿Había realmente trampa o la organización
quería beneficiar a Citroën? Lo cierto
es que los Mini y un Ford fueron excluidos ¡por las bombillas ilegales de sus
faros! Triunfador moral, pero no legal en 1966, Mini volvió en 1967 a por su
tercera victoria... y esta vez nadie se la pudo quitar al finlandés Aaltonen.
El triunfo de David contra Goliat.
Alpine A110
Jean Rédélé creó Alpine como
una marca de deportivos basada en las populares mecánicas Renault. Este modelo
aportaba un chasis ligero, un bastidor deportivo y una aerodinámica carrocería
de fibra de vidrio. Sus A106 (basado en el R4/4) y A108 (Dauphine) gestaron el
A110 (con base R8), la famosa "berlinette", considerada como el mejor
coche de rallyes de los años '60. Pese a su motor colgado tras el eje trasero,
su baja altura y su desmesurada anchura le permitieron imponerse en todo tipo
de terrenos. Ganó el Monte-Carlo en dos ocasiones: 1971, con Ove Anderson al
volante; y 1973, con Jean-Claude Andruet. Ese mismo año la marca ganó también
el Campeonato del Mundo de Rallyes. Los A110 de competición comenzaron con
motores de 1.100 cc y acabaron con 1.800 de cilindrada a principios de los '70.
Sus aletines y sus ruedas triplicaron su anchura y la potencia ascendió de
menos de 100 a más de 200 CV. Las suspensiones le permitían ajustarse a
cualquier terreno: los pedregales del Acrópolis, las zanjas del Safari, el
asfalto de Córcega o la nieve de Suecia. Siempre es un placer conducirlo a ras
de suelo y por ello son tantos los que se inscriben cada año en el Monte-Carlo
Histórico.
Porsche 911
Cuatro veces ganador del
Rallye de Monte-Carlo -por ahora- el Porsche 911 es el "todoterreno"
de los rallyes, capaz de rodar deprisa en asfalto seco, en nieve, hielo y hasta
en tierra. Para ser un "todo-atrás" no está del todo mal... Y si,
además, lo ha conseguido con diez años de diferencia, demuestra que su concepto
no pasa de moda. Tras la época de los Mini y los DS, la irrupción del 911 dio
un vuelco total a los rallyes. Esta vez la potencia no estaba reñida con la
tracción; y la robustez y manejabilidad del conjunto pudieron con la dureza de
la prueba monegasca. Vic Elford se impuso en 1968 con un 911T; y Bjorn
Waldegaard, en 1969 y 1970 con un 911S. Una década después (1979), el francés
Jean-Pierre Nicolas volvió a ganar con un 911 SC privado... a los equipos
oficiales. El motor de 2 litros con carburadores era ya un 3 litros con
inyección, y de 140 CV se había pasado casi a 300. Pero el concepto no había
cambiado y, en 1979 nevó muchísimo. No es de extrañar que la lista de inscritos
de cada Monte-Carlo Histórico esté llena de Porsche 911 de todas las épocas,
porque ha sido un modelo constantemente presente cada año en el rallye durante
más de dos décadas.
Lancia Fulvia HF
Casi sin querer, Lancia creó
un magnífico coche de rallyes en 1965 con la aparición del Fulvia Coupé. Con
una distancia entre ejes 15 cm más corta que la berlina, tracción delantera y
el innovador motor V4 bajo el capó delantero, el Coupé era un
"súper-Mini" ideal para rallyes. En 1967 apareció la deportiva
versión "HF" con motor 1.300 y capós y puertas de aluminio. Pero la
versión definitiva fue la 1.600 HF del año siguiente (apodada
"fanalone" por sus grandes faros interiores). Con hasta 132 CV,
cambio de cinco marchas y un "peso pluma" de 850 Kg, era el coche
ideal para ralllyes nevados como el Monte-Carlo. El equipo oficial Lancia-Marlboro
consiguió ganar el Campeonato Internacional de Rallyes en 1972, incluyendo
victorias en el Monte-Carlo (Munari), Marruecos (Lampinen) y San Remo
(Ballestreieri) y también el Europeo de Rallyes en 1969 y 1973. Por su
capacidad de tracción y su estabilidad, el Lancia Fulvia HF (en versión de
1.300 o de 1.600 cc) es uno de los preferidos por los pilotos del Monte-Carlo
Histórico, donde ya ha conseguido la victoria absoluta.
Ford Escort RS
Para sustituir al
Cortina-Lotus como ganador de rallyes, Ford aportó a su Departamento de
Competición un nuevo modelo en 1968: el Escort Twin-Cam (dotado del mismo motor
Lotus). Sin embargo el nuevo Escort Mk1 era una base para rallyes mucho mejor,
ganando el Campeonato de Europa en 1968 y 1969, mientras Hannu Mikkola triunfó
en el Mil Lagos de Finlancia en 1968, 1969 y 1970. Y cuando equipó el motor BDA
de 16 válvulas diseñado por Cosworth, el Escort RS1.600 (realmente con 1.800
cc) se convirtió en el coche a batir en toda Europa, cosechando infinitos
triunfos en pruebas nacionales e internacionales. En 1975 fue sustituido por el
Escort Mk2, de líneas más cuadradas, aunque compartía el 90% de la mecánica.
Sus duelos con FIAT fueron históricos en 1977 y 1978, ganando finalmente el
Mundial de Rallyes en 1979. Nunca ganó en Monte-Carlo, pero por su
manejabilidad y potencia, cuenta entre los mejores coches de rallye de todos
los tiempos. Tanto en versión Mk1 como Mk2, con motor Lotus Twin-Cam, Cosworth
BDA o Pinto, preparado como Grupo 1, 2 o 4, un Ford Escort siempre es
competitivo en rallyes.
Opel Kadett GT/E
Conocido como el "Escort
alemán", el Opel Kadett logró en los años '60 y '70 una gran reputación
entre los pilotos privados por su solidez y sus prestaciones. La carrocería
tipo coupé nació con el Tipo B de 1965 que, en 1966 complementó la gama con el
Kadett "Rallye"; con un motor 1.9 litros que, en su versión de
competición, alcanzaba 130 CV. Ligero y versátil, con propulsión trasera y un
propulsor irrompible, pronto logró éxitos por toda Europa. Fue sustituido en
1973 por el Kadett Tipo C y su versión deportiva "GT/E". Opel lo
ofreció a sus clientes como Grupo 1, Grupo 2 o Grupo 4 (con 228 CV y culata de
16 válvulas). Incluso hubo un potente equipo oficial con pilotos como Walter
Rohrl, Anders Kullang o Rauno Aaltonen, pero problemas de fiabilidad les
impidieron conseguir grandes resultados a mediados de los '70, aunque Rohrl
consiguiera un cuarto puesto en el Monte-Carlo de 1976. Sin embargo, los Kadett
Grupo 1 y 2 en manos de pilotos privados y concesionarios de la marca
consiguieron muchos éxitos en campeonatos nacionales y hasta en el Europeo
durante casi una década. Y aún hoy sigue siendo uno de los coches preferidos
por los participantes en el Monte-Carlo Histórico.
Lancia Stratos HF
Tres veces Campeón del Mundo
de Rallyes (1974, 1975 y 1976), y ganador del Monte-Carlo en cuatro ocasiones
(1975, 1976, 1977 y 1979), el Lancia Stratos ha pasado a la historia como uno
de los mejores coches de rallyes de todos los tiempos. Especialmente en manos
de "Il Drago" Sandro Munari, aunque también pilotos como Waldegaard o
Darniche supieron sacarle todo su potencial hasta finales de 1981. Los tres
títulos mundiales seguidos avalan la diferencia tecnológica con los otros
rivales de su época. Césare Fiorio, el hábil responsable de competición de
Lancia, apostó inmediatamente por este "concept-car" de Bertone
presentado en 1971. Tenía todo lo que soñaba un equipo de rallyes: era bajo,
aerodinámico, compacto y ligero. Tras el habitáculo biplaza estaba el motor
Ferrari-Dino V6 de 2,4 litros, que llegó a proporcionar hasta 320 CV (en la
versión de 24 válvulas) para poco más de 900 Kg de peso. Las suspensiones
tenían largo recorrido y contaba con excelentes frenos. Era el coche ideal. El
único problema era fabricarlo en suficiente cantidad para su homologación, cosa
que se consiguió finalmente en 1974. A partir de ahí y hasta que FIAT decidió
sustituirlo por el más comercial 131 en 1979, ganó dieciocho rallyes del
Campeonato del Mundo, siete de ellos en manos de Munari. También cinco veces el
Tour de Corse y otras tantas el San Remo. Tras la retirada del equipo oficial
Lancia-Alitalia, el del concesionario francés, Chardonnet, continuó cosechando
éxitos con su piloto-estrella, Bernard Darniche, hasta 1982.
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