Así que el nuevo propulsor de
gasóleo tiene todo el sentido dentro de la gama de la nueva Clase G porque su
gasto se reduce en un porcentaje importante, pero también porque fija el precio
de salida más bajo y, ya puestos, porque no hay nada como un buen motor
turbodiésel lleno de par, para mover a un coche de estas características.
El Mercedes G 350d aloja en su
vano un 6 cilindros de 3 litros de cilindrada, con 286 CV y 600 Nm, disponible
este último desde apenas 1.200 rpm. Esto último no solo convierte al
todoterreno en un auténtico remolcador, sino que le permite acelerar y recuperar
con gran soltura. Con 2,5 toneladas de peso, el G diésel es capaz de acelerar
de 0 a 100 km/h en 7,4 segundos y de alcanzar los 199 km/h de velocidad punta,
que es mucho.
Este diésel de última
generación cuenta con soluciones que lo ayudan a ser más eficiente, tales como:
una combustión de cámara escalonada, turboalimentación en dos etapas, un
sistema de distribución variable y ciertos elementos que reducen las fricciones
internas. También cuenta con un modo ECO de conducción, que permite avanzar por
inercia gracias al desacople de la transmisión automática de 9 velocidades
cuando las condiciones lo permiten.
El Mercedes Clase G es un
auténtico mito de la conducción offroad. Uno de los mejores todoterrenos que
existen en un mercado cada vez más escaso. Con la llegada de la versión 350d
aumentan las posibilidades de uso y se reduce el precio de partida, aunque sea
ligeramente. El nuevo Clase G diésel parte de 114.500 euros y ya admite
pedidos. Sus hermanos de gasolina tienen un precio de 127.450 euros (G 500) y
173.750 euros (G 63 AMG).
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