- La nueva medición de emisiones elevará el Impuesto de Matriculación un 5%
- Desde el 1 de septiembre los test antihumo se harán también en la carretera.
La demonización, en algunos
casos persecución, por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, hacia el gasóleo,
con presuntas razones medioambientales, está empezando a sacudir un mercado al
que ha costado muchos esfuerzos salir de la crisis, y que llevaba varios cursos
encadenando récords de ventas, con la perspectiva en el horizonte de, al menos,
recuperar las cifras de producción y facturación que se alcanzaron antes de la
crisis.
Así, la semana pasada
empezaron a hacerse públicas las consecuencias que puede acarrear el brutal
descenso de las ventas de vehículos propulsados por diésel en nuestro país. Y
es que España es el país donde más han caído las ventas de vehículos de gasóleo
en los últimos ejercicios. De hecho, en este mismo año 2018, el diésel ha
perdido otro 10% porcentual de las ventas totales de vehículos en España,
pasando del 48,4% con el que se cerró 2017 a un 38,4% en los seis primeros
meses de 2017. En esto sí que somos líderes europeos.
Estas cifras ya afectan al
mercado laboral de una de las principales industrias de nuestro país pues, por
ejemplo, Volkswagen, ante la falta de nuevas motorizaciones que cumplan con las
mediciones de emisiones que entrarán en vigor el próximo mes, ha anunciado el
cierre de sus actividades durante ocho días en su factoría de Landaben
(Navarra), con la consiguiente pérdida de empleo y sueldo para sus trabajadores
durante el periodo que dure el ERTE.
Seat también contempla
realizar ajustes de producción en su planta de Martorell (Barcelona), la
principal factoría automovilística de España, que emplea a casi 12.000 personas
y que en 2017 ensambló 456.070 vehículos de la marca Seat (Ibiza y León) y Audi
(Q3).
La demonización del diésel no
tiene mucho sentido: en 2017 crecieron las emisiones de CO2 pese a comprarse
menos diésel
Y es que ya lo dijo hace unos
días la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera: "El diésel tiene
los días contados". A partir de estas palabras, se han disparado las
alarmas y los rumores, que susurran que el Gobierno podría plantearse una
subida de los impuestos al diésel, una medida que supondría una puñalada al
corazón del gasóleo, el combustible que lleva siendo el preferido por los
españoles durante décadas.
Y es que la demonización del
diésel no tiene mucho sentido al conocerse que en 2017 las emisiones medias de
CO2 de los vehículos matriculados en España aumentaron por primera vez en 10
años, paralelamente a la inversión de la tendencia de ventas del mercado, en el
que los gasolina han ganado terreno a los diésel.
Pero todo esto es a nivel
teórico. A nivel práctico tenemos aquí ya, aquí mismo, una medida que va a
encarecer el precio de un buen número de coches a partir del 1 de septiembre,
sean gasolina o diésel. Desde ese día entra en vigor con carácter obligatorio
el nuevo procedimiento europeo de medición de las emisiones de CO2 de los
vehículos que se matriculen a partir de esa fecha.
Se denomina WLTP (Worldwide
Harmonized Light Vehicles Test Procedures, procedimientos de pruebas de vehículos
ligeros coordinados a nivel mundial, según sus siglas en inglés), y consiste en
unas pruebas mucho más realistas y fidedignas para medir las emisiones que las
que se realizaban con el hace mucho tiempo desfasado NEDC (Nuevo ciclo de
conducción europeo, según sus siglas en inglés), que desde 1990 se encargaba de
estos test, solo en laboratorio, con los coches en parado y en condiciones
ideales para arrojar unos datos muy verdes en emisión del dañino dióxido de
carbono, gas directamente vinculado con el calentamiento global.
El problema es que en España
el Impuesto de Matriculación de los vehículos nuevos está relacionado con el
nivel de emisiones de los vehículos, una medida encaminada a animar a los
fabricantes a investigar y desarrollar motores que emitan menos CO2, con una
regulación que graba dicha tasa en mayor medida según se van superando ciertas
barreras.
Así, los coches que antes
demostraban en los test NEDC que emitían menos de 120 gramos de CO2 por
kilómetro recorrido estaban exentos del Impuesto de Matriculación. Los que
emitían entre 121 y 160 gramos de CO2 estaban obligados a grabar el precio del
coche antes de impuestos con un 4,75%. Los que emitían entre 161 y 199 gramos
de dióxido de carbono por kilómetro recorrido eran penalizados con un 9,75%. Y
los que más se les subían los humos, a partir de 200 gramos por kilómetro,
tenían que pagar un 14,75%.
Así ha evolucionado en las
últimas tres décadas el control de emisiones de los coches
Así ha evolucionado en las
últimas tres décadas el control de emisiones de los coches
Eso era así antes... y en
teoría va a seguir siendo igual. Lo que sí van a cambiar son las cifras de
emisiones. El WLTC realiza varias pruebas a los coches, tanto en laboratorio
como sobre asfalto, en la práctica, un procedimiento mucho más lógico si lo que
queremos es saber la cifra real de emisiones, y no las que, al más puro idílico
nivel, nos quieren presentar las marcas para, principalmente, ahorrarse el
grabar el Impuesto de Matriculación en el precio final del vehículo y, de esta
forma, ofrecer modelos más baratos.
Se da la curiosa circunstancia
de que, en estos últimos cuatro días del mes de agosto, un gran número de
modelos de los que está compuesto el mercado del automóvil en estos momentos,
serán más baratos que a partir del sábado 1 de septiembre de 2018.
Por ello, hemos querido
elaborar un listado con el mínimo y el máximo de euros que se pueden encarecer
algunas versiones de casi la totalidad de los modelos de coches nuevos
disponibles a día de hoy.
Aunque todavía no se han hecho
públicas las nuevas emisiones de gases que va a arrojar el WLTP se calcula que
pueden aumentar sobre un 10% dichas cifras. Por ello, los modelos que
estuvieran rozando la frontera de los distintos tramos del impuesto
(recordemos, 120, 160 y 200 gramos de CO2 por kilómetro recorrido), pasarán
pantalla y tendrán, o bien que empezar a pagar dicha tasa, o sufrir un 5% de
incremento en lo que ya pagaban (del 4,75 al 9,75%, y del 9,75 al 14,75%).
El sector, a través de varias
de sus asociaciones y patronales, ha pedido al Gobierno que, o bien eleve los
tramos para que estas nuevas mediciones no afecten, o rebaje los tramos
actuales. El Ejecutivo se lo está pensando, pero de momento el proceso va a
arrancar el 1 de septiembre sin cambios.
Y es que se calcula que
el nuevo protocolo de medición de emisiones contaminantes le va a suponer al
Gobierno unos ingresos extra anuales de unos 300 millones de euros, ya que se
verán afectados unos 800.000 vehículos, de los aproximadamente 1,4 millones de
coches que se prevé se venderán en los próximos doce meses. Habrá que estar
atentos a las próximas semanas en este nuevo frente que se le abre a un sector
que no gana para sustos.
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