sábado, 24 de febrero de 2018

LA ROTONDA


EL CIELO PUEDE ESPERAR

Cuando a día de hoy comprobamos a nuestro alrededor más cercano, amigos, familiares, o cuando abrimos un periódico o escuchamos la radio, o vemos la televisión, cómo los valores del ser humano se pisotean, se transgreden, se insultan a diario. Hoy quiero enmarcar con letras mayúsculas la actitud de un ser humano que dio su vida hasta el último aliento por los demás: MANUEL ANTILLER.


Cuando Cupido asaetaba los corazones de los enamorados el 14 de febrero de 2017, Manuel solo pensaba en regresar a casa después de soltar el autobús que conducía y agasajar a su esposa con un regalo para confirmar el amor que le profesaba. Pero como “uno propone y Dios dispone” ese día Manuel no pudo llevar a cabo su propósito. Ese ansiado día nunca llegó. Un infarto al volante del autobús escolar que conducía acabó con sus ilusiones de volver abrazar a su esposa con toda una vida por vivir.

La situación podría haberse convertido en toda una tragedia, ya que Manuel, en el último hálito de su vida y sacando fuerzas de flaqueza, consiguió frenar el autobús y apartarlo de la carretera, evitando un accidente de mayores consecuencias.

En ese momento, el conductor solo pudo pensar, a pesar del dolor en el pecho y de notar que la vida se le iba de las manos, en convertir el dolor de su corazón en una fuerza extrema que evitara que los niños que llevaba en el autobús en ese momento pudieran sufrir un solo instante por un posible accidente.

El único dolor de los chavales fue ver cómo su héroe conductor yacía frente al volante con el corazón roto por haberles salvado la vida.

Una ambulancia que pasaba por el lugar del siniestro en el momento del accidente trató sin éxito de reanimar a Manuel, que ya había fallecido. Un acto de coraje y capacidad de decisión en un momento tan crítico que incluso el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, destacó en sus redes sociales.

Un año después, en su pueblo Guillena (Sevilla), han resuelto hacerle merecedor, a título póstumo, del reconocimiento como Hijo Predilecto de Guillena.

Allí en su pueblo todo el mundo conocía a Manuel como el Chato. Su hijo lo ha recordado como un hombre abierto y sociable. A sus 46 años era deportista, le gustaba el ciclismo y un gran aficionado al Sevilla FC. Era un hombre querido. Gozaba de muy buena salud, por lo que nadie podía esperarse el fatal desenlace.

No es este el primer reconocimiento que la familia recibe por la heroica acción de Antiller. La campaña Ponle Freno, iniciativa de responsabilidad corporativa del grupo audiovisual Atresmedia, destacó a Manuel con el premio Ciudadano en su novena edición. Un galardón decidido por votación popular a través de internet. En memoria de su padre, Yosué asistió al acto realizado en el edificio del Senado y presentado por el periodista Matías Prats. Fue el presidente de la cámara, Pío García-Escudero, el que le hizo entrega del premio.

Para nosotros, Manuel Antiller, es HIJO PREDILECTO DEL MUNDO, por su honestidad, por su solidaridad, y como ejemplo hoy día de como hay que renovar los valores del ser humano.

Hoy, un año y algo después de la muerte de Manuel, quiero despedirme y dejarles a todos un deseo de felicidad para el fin de semana, y una frase que recuerda Yosué, el hijo de Manuel:

«La muerte y yo firmamos un pacto, ni ella me persigue a mí ni yo la busco a ella. Solamente sé que un día nos encontraremos». Y ese encuentro fue el 14 de febrero de 2017. Pero con el que evitó que los ocho niños que llevaba también se fueran.

In memoriam de MANUEL ANTILLER

Pepe Bejarano
24/febrero/2018

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