EL CIELO PUEDE ESPERAR
Cuando a día de hoy
comprobamos a nuestro alrededor más cercano, amigos, familiares, o cuando
abrimos un periódico o escuchamos la radio, o vemos la televisión, cómo los
valores del ser humano se pisotean, se transgreden, se insultan a diario. Hoy
quiero enmarcar con letras mayúsculas la actitud de un ser humano que dio su
vida hasta el último aliento por los demás: MANUEL ANTILLER.
Cuando Cupido asaetaba los
corazones de los enamorados el 14 de febrero de 2017, Manuel solo pensaba en
regresar a casa después de soltar el autobús que conducía y agasajar a su
esposa con un regalo para confirmar el amor que le profesaba. Pero como “uno
propone y Dios dispone” ese día Manuel no pudo llevar a cabo su propósito. Ese
ansiado día nunca llegó. Un infarto al volante del autobús escolar que conducía
acabó con sus ilusiones de volver abrazar a su esposa con toda una vida por
vivir.
La situación podría haberse
convertido en toda una tragedia, ya que Manuel, en el último hálito de su vida
y sacando fuerzas de flaqueza, consiguió frenar el autobús y apartarlo de la
carretera, evitando un accidente de mayores consecuencias.
En ese momento, el conductor
solo pudo pensar, a pesar del dolor en el pecho y de notar que la vida se le
iba de las manos, en convertir el dolor de su corazón en una fuerza extrema que
evitara que los niños que llevaba en el autobús en ese momento pudieran sufrir
un solo instante por un posible accidente.
El único dolor de los chavales
fue ver cómo su héroe conductor yacía frente al volante con el corazón roto por
haberles salvado la vida.
Una ambulancia que pasaba por
el lugar del siniestro en el momento del accidente trató sin éxito de reanimar
a Manuel, que ya había fallecido. Un acto de coraje y capacidad de decisión en
un momento tan crítico que incluso el ministro del Interior, Juan Ignacio
Zoido, destacó en sus redes sociales.
Un año después, en su pueblo
Guillena (Sevilla), han resuelto hacerle merecedor, a título póstumo, del
reconocimiento como Hijo Predilecto de Guillena.
Allí en su pueblo todo el
mundo conocía a Manuel como el Chato. Su hijo lo ha recordado como un hombre
abierto y sociable. A sus 46 años era deportista, le gustaba el ciclismo y un
gran aficionado al Sevilla FC. Era un hombre querido. Gozaba de muy buena
salud, por lo que nadie podía esperarse el fatal desenlace.
No es este el primer
reconocimiento que la familia recibe por la heroica acción de Antiller. La
campaña Ponle Freno, iniciativa de responsabilidad corporativa del grupo
audiovisual Atresmedia, destacó a Manuel con el premio Ciudadano en su novena
edición. Un galardón decidido por votación popular a través de internet. En memoria
de su padre, Yosué asistió al acto realizado en el edificio del Senado y
presentado por el periodista Matías Prats. Fue el presidente de la cámara, Pío
García-Escudero, el que le hizo entrega del premio.
Para nosotros, Manuel
Antiller, es HIJO PREDILECTO DEL MUNDO, por su honestidad, por su solidaridad,
y como ejemplo hoy día de como hay que renovar los valores del ser humano.
Hoy, un año y algo después de
la muerte de Manuel, quiero despedirme y dejarles a todos un deseo de felicidad
para el fin de semana, y una frase que recuerda Yosué, el hijo de Manuel:
«La muerte y yo firmamos un
pacto, ni ella me persigue a mí ni yo la busco a ella. Solamente sé que un día
nos encontraremos». Y ese encuentro fue el 14 de febrero de 2017. Pero con el
que evitó que los ocho niños que llevaba también se fueran.
In memoriam de MANUEL ANTILLER
Pepe Bejarano
24/febrero/2018
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