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Mazda se está consolidando como la
marca más resistente a las apetencias del mercado. Cuando el resto de las
firmas se aferraron al downsizing para solventar el problema del cada vez más
ajustado control de las emisiones nocivas, el fabricante japonés se mantuvo
fiel a su lograda mecánica Skyactiv, lo que pasa por renunciar a los motores
pequeños turbocomprimidos para mantener su apuesta por los de mayor tamaño. Y
posteriormente, en plena tormenta eléctrica, anunció que no será hasta 2019
cuando llegue su primer modelo cero emisiones. ¿Retraso respecto al resto o
apuesta por su producto?
Se trata de una pregunta un tanto
compleja de resolver, pero los últimos movimientos instan inclinarse más por la
segunda opción. Y es que, de acuerdo con el diario nipón Nikkei, Mazda prepara
para 2018 una nueva solución tecnología para sus motores, conocida como HCCI
-Homogeneous Charge Compression Ignition-, que permitirá llevar a cabo la
función de encendido o ingnición a través de la presión, es decir, sin
necesidad de bujías. Para ello, la relación de compresión de estas mecánicas de
gasolina deberá alcanzar valores cercanos a 18:1. Asimismo, la reducción del
combustible será de en torno a un 30%.
La explicación a esta jugada es
que, a pesar de la coyuntura actual en la que las marcas han pisado el
acelerador en la carrera por implantar el coche eléctrico, Mazda considera que
los motores de combustión con bajas emisiones contaminantes -como el que
pretende poner el mercado el año que viene- se comercializarán al menos hasta
2030.
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