El servicio de compartir
coches se ha convertido en algo común para muchas personas. En este sentido,
conviene conocer las posibilidades y condiciones que ofrece cada empresa
La vida sin los servicios de
ride sharing no sería la misma, sobretodo después de haberlos conocido y usado.
Y con esto nos referimos a la actividad del popular, pero controvertido
BlaBlacar: gente que realiza trayectos de larga distancia y bien sea por
ahorro, por compartir gastos o estar acompañados en el viaje, recurren a esta
práctica.
Pese a que hubo un momento en
el que se sumaron varias propuestas al sector del ride sharing, pocos han sido
los supervivientes.
La cuestión es que en esta
actividad se tiende a una reducción casi absoluta de las opciones disponibles.
Porque sí, BlaBlaCar no es la única en este sector, y aunque no le podemos
negar su gran popularidad hay opciones. Ciertamente pocas, eso sí puesto que
esta actividad requiere algo fundamental: muchos usuarios. Y, en este caso, los
usuarios siguen la lógica de Fuenteovejuna: todos a una.
En esta lista podemos
encontrar a Mambocar que, básicamente, hacía lo mismo pero sin cobrar
comisiones; razón por la cual echó el cierre hace relativamente poco.
Roadsharing que está centrada en compartir viajes dentro de las ciudades. Y
Shareling, de la que poco o nada se sabe salvo que tiene a disposición de los
usuarios opción de viaje internacional. Todas con presencia y actividad muy
residual, además de local, puesto que como no podía ser de otra forma, la mayor
parte de los usuarios de este tipo de actividad recurren a donde hay más gente:
BlaBlaCar.
Sólo aquellos que quieren
ahorrarse la impopular comisión de la francesa buscan la alternativa, porque de
hecho, es ese porcentaje el diferenciador entre unos y otros. Especialmente
Amovens la segunda de a bordo que, dentro de sus limitaciones, intenta comerle
el terreno a la empresa de Frédéric Mazzella.
Solo arañando la superficie
Con este planteamiento pocos
son los que tienen la suerte de poder hacerle la competencia a los 3 millones
de usuarios que maneja la Española en España; la cual, por cierto, pese a
liderar el mercado en el país, solo tiene unos ingresos de 200.000 euros; pero
eso es otra historia.
Amovens, original de España y
desde 2009 con actividad en el sector, ha visto cómo un gigante extranjero
llegó con el talonario por delante para comerle gran parte de los usuarios. Una
cifra que según su CEO, Mario Carranza, se encuentra ahora mismo en un millón
aproximadamente. La suerte llegó a verles en 2014 cuando BlaBlaCar cambió su
política de monetización, o más bien la implantó, añadiendo las comisiones a la
plataforma. La migración a lo gratis fue inmediata, pero no suficiente como
para hacer caer a los rivales: "El ride sharing no se monetiza en ninguna
de las 200.000 personas que se mueven al mes, que lo hacen a precio cero.
Creemos en una política de viaje compartido a cero comisión porque pensamos que
solo tenemos que poner en contacto a la gente".
Es decir, no monetizaban ni
piensan hacerlo nunca por este ejercicio. La teoría es muy bonita y todos
podríamos vivir en una utopía financiera, pero hay una norma básica en una
empresa y es que debe ganar dinero. Pero como no es el caso, Amovens cerró 2015
con 60.000 euros en ingresos y una pérdida total de 147.000 euros. Su ronda de
financiación no les iba a salvar y había que buscar una alternativa en un campo
diferente al de BlaBlaCar y que pagase facturas. Por esta razón en 2016
entraron en el servicio de renting y alquiler de coches entre particulares;
actividad por la que sí cobran comisión y que, según Mario, les hará cerrar
2016 mucho mejor que el año anterior. Y tienen que hacerlo ya que su objetivo es
lograr la rentabilidad en este ejercicio y con el plantel de 2015 el camino
estaba muy lejano. Si bien es cierto que como nos confirma el CEO de la
compañía, "están a punto de cerrar una nueva ronda de financiación en la
que participará un inversor del sector seguros", que les permitirá entrar
en Francia. El paraíso de BlaBlaCar.
Al no tener comisión en su
actividad, Amovens no está en el punto de mira de los que ven la actividad de
compartir coche con malos ojos.
Esta conjunción de tres
actividades vinculadas al coche compartido puede tener mucho más sentido del
que se antoja en primera instancia. Pongamos el caso de un propietario que deja
su coche en renting a otro, el cual a su vez lo alquila de forma puntual a otro
que hace ride sharing. Un ecosistema perfecto que, si bien requiere de una gran
implantación, podría ser el futuro de la movilidad.
Por otro lado, la ausencia de
monetización tiene alguna ventaja además de la de atraer usuarios que no
quieren pagar la comisión, que es básicamente el mayor problema de la francesa,
no es la única razón de Amovens para evitar su aplicación. El hecho de no
lucrarse por el servicio les hace estar fuera del punto de mira de los que
llaman a esta actividad con malos ojos: Confebus y compañía. Con su actual estructura,
la patronal de autobuses no puede echarles el lazo en unos tribunales.
Efecto BlaBlaCar
Con la entidad francesa ha
pasado lo mismo que hace años le ocurriese a Coca-Cola, al pan Bimbo o al papel
Albal: consiguieron que su marca se posicionarse como el santo y seña del
producto al que representaban. Daba igual, y lo sigue dando en la actualidad,
si la marca no es la disponible porque la referencia va a seguir siendo la
misma.
Las campañas de marketing de
BlaBlaCar han fulminado prácticamente la marca de otras entidades de la
competencia
Lograr esto requiere la
conjunción de muchos elementos y no muchos lo logran. La cuestión es que
BlaBlaCar ha podido con todos y, pese a que recurramos a la actividad de la
competencia, nunca se dirá que "se va a coger un ride sharing" sino
que se va a tomar un blablacar. Ellos lo saben y, según el country manager de
la compañía Jaime Rodríguez, "es un motivo de orgullo que una actividad
entera se englobe bajo una marca", sobre todo si es la suya. Aunque
realmente esto solo les ha pasado en España por la novedad de una actividad que
hasta antes no tenía demasiados adeptos. Desde la competencia tienen clara la
potencia de la compañía francesa, Marcos apunta a que "es natural que la
gente conozca más a BlaBlaCar por su inversión". Nuevos usuarios ganados a
base de campañas de marketing millonarias que, y aquí va el recado a la
compañía desde Amovens, "Hace que se repercuta directamente en el gasto en
marketing a través de las comisiones". Sin embargo, ¿tiene precio el hecho
de haber posicionado su marca de la forma en la que lo han hecho?
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