El coche autónomo está , como quien
dice, a la vuelta de la esquina. 2020 es el año que han fijado las marcas como
punto de inflexión para la industria automotriz, a partir de ahí y hasta 2025,
esta tecnología experimentará un constante crecimiento cuyo techo será la
robotización total de la conducción.
Un cambio radical en un ámbito del
que depende una gran variedad de profesiones que parecen tener sus días
contados pare reconvertirse o, en muchos casos, desaparecer. Estos son ocho
ejemplos de empleos que se ven amenazados por el coche autónomo:
-Conductores: probablemente la
profesión más afectada, especialmente en el transporte público por su
dimensión. El coche autónomo despedirá a conductores para contratar ingenieros,
una transición de una dimensión incalculable. Solo en España, el número de
taxis en activo asciende hasta los 70.223, según los últimos datos arrojados
por el Instituto Nacional de Estadística (INE). A lo que hay que añadir los
empleados de vehículos con conductor (VTC) -Uber, Cabify, o Lyft-, camioneros,
conductores de ambulancia, autobuses, Policía, bomberos, protección civil,
salvamento o asistencia sanitaria, entre un largo etcétera.
-Profesores de autoescuela: la
educación vial carecerá de sentido. Serán los coches los que tomen sus propias
decisiones, se coordinen y velen por la seguridad tanto de los ocupantes como
de los peatones.
-Repartidores: el personal de MRW,
Nacex, Correos, Seur, DHL y un sinfín de compañías más verán sus puestos de
trabajo amenazados y no únicamente por los vehículos autónomos, sino por los
drones. Empresas como Nissan o Mercedes o Amazon -este último ya lo ha
estrenado- están focalizando sus esfuerzos en el desarrollo de pequeños robots
para realizar entregas sin intermediación de los humanos.
-Analistas de tráfico: la Dirección
General de Tráfico (DGT) cuenta con personal dedicado a la constante
actualización y supervisión de las incidencias que puedan ocurrir en las
carreteras. Este aspecto carecerá de sentido puesto que el objetivo de los
coches autónomos es la completa coordinación entre sí para salvar hasta 720.000
vidas al año.
-Agentes de movilidad: la
regulación del tráfico va a ser innecesaria. Además, las multas van a descender
drásticamente pues la adaptación a la velocidad máxima permitida por la vía se
hará de forma automática y las sanciones por estacionamientos irregulares
disminuirán o desaparecerán. Estos dos aspectos son dos de los pilares
fundamentales de las multas que se imponen hoy en día.
-Agricultores: la conducción
autónoma no se limitará únicamente a los coches. Los tractores también
experimentarán esta revolución y, de hecho, ya se ha dado a conocer cómo serán
los primeros. La otra gran transformación, el viraje hacia el motor eléctrico,
también tendrá cabida en la agricultura.
-Aseguradoras: están obligadas a
adaptarse a los grandes cambios. El mayor grado de seguridad que aportarán los
coches robotizados y conectados desembocará en un progresivo abaratamiento de
los vehículos con esta tecnología, mientras que los coches convencionales verán
cómo se dispara el precio del seguro dado que el humano será el gran riesgo de
las compañías y no los coches autónomos.
-Personal de mantenimiento de las
calzadas: los puntos negros de las carreteras desaparecerán. Los robots
adaptarán la conducción a las condiciones de la vía y harán innecesaria la
implantación o renovación de todo tipo de señales de tráfico sobre el asfalto.
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