La semana
pasada la Comisión Europea presentó su proyecto de restricciones en la emisión
de CO2 de aquí al año 2030. Para entonces, esta contaminación debe ser reducida
en la Unión Europea un 40% en referencia a la existente en 1990, un objetivo
muy ambicioso para una zona tan industrializada.
La
normativa puesta en marcha contempla a todos los sectores, desde la agricultura
hasta la construcción, pasando por el transporte. Y a propuesta del actual
comisario del Clima y la Energía, el español Miguel Arias Cañete, se ha
decidido que los países más avanzados en cuanto a la economía, soporten el
mayor peso de las obligaciones en cuanto a la reducción de emisiones.
Siguiendo
estas directrices, la imposición más restrictiva se la llevaría Luxemburgo, con
la obligación de cumplir con ese 40% de disminución. Alemania debería
reducirlas en un 38%, Francia 37% y España 26%. Los países menos ricos no
estarán tan restringidos, como es el caso de Bulgaria ya que no tendrá ninguna
imposición, Rumanía, que deberá disminuir el CO2 en 2% o Hungría, un 7%.
Cabe
recordar que los Veintiocho dieron luz verde a la modernización de los sistemas
de control de las emisiones de CO2 el pasado mes de mayo que serán obligatorios
a partir de septiembre de 2017 para todos los nuevos modelos y a partir de
septiembre de 2018 para todos los nuevos vehículos. Y es que para llegar a 2030
en las condiciones pretendidas por Europa es necesario aplicar medidas globales
"más estrictas y más realistas" en los test "para el beneficio
de los consumidores y los reguladores tanto a nivel comunitario como a nivel
nacional".
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