"Si usted
conduce por Pittsburgh durante las próximas semanas, podrá ver un espectáculo
extraño: un coche que parece estar conducido por superhéroes". Así reza
una advertencia en la página web de Uber. "Pero no es parte de ningún rodaje, es un coche de
pruebas del Centro de Tecnologías Avanzadas (ATC) de Uber en Pittsburgh".
Sobre el techo de ese Ford Mondeo, han equipado casi
cualquier dispositivo electrónico imaginable: radares, cámaras, sensores,
antenas... Ya que además de poner a prueba sus capacidades de navegación,
también hará las veces de cartógrafo, recogiendo rutas y coordenadas.
Por el potencial de
facilitar la movilidad a discapacitados y ancianos, así como la reducción de
embotellamientos y accidentes -y la posibilidad de dedicarse a otras cosas
mientras el coche te lleva-, las marcas se están volcando en su desarrollo con
la esperanza de un futuro brillante y robotizado.
Uno de los proyectos
más avanzados al respecto es el Google
Car, que ha encargado a Chrysler un centenar de monovolúmenes Pacífica.
Esto duplicaría su flota de pruebas, que actualmente cuenta con 70 vehículos,
Lexus, Toyotas y pequeños prototipos eléctricos biplaza, concebidos por el
propio gigante tecnológico.
Google y Uber, junto
con Ford y Volvo fundaron en abril un lobby encargado para los intereses del
sector de los coches autónomos en EEUU, llamada la 'coalición de conducción
autónoma para calles más seguras'.
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