Luis Montoro, Presidente de FESVIAL, Fundación
Española para la Seguridad Vial.
Qué gran sabiduría la del Siglo XXI
La tecnología y sus riesgos
La teoría del riesgo constante
El optimismo tecnológico.
Para Luis Montoro, todo agradecimiento es poco a esas
personas y empresas geniales que, con su esfuerzo, han ido aportando infinidad
de granitos de arena a lo que hoy en día forma la Tecnología aplicada a la
Seguridad Vial. Ningún invento ha sido tan importante como el del automóvil,
por lo que representa en todos los ámbitos de la sociedad, desde la llegada de
otro invento que fue imprescindible para el automóvil, como es la rueda.
Pero el catedrático pone no pocos “peros” y recelos a
la llegada masiva e incluso desordenada de la Tecnología como salvación de los
riesgos que implican el uso del automóvil, y más aún cuando se habla de la
conducción autónoma, a la que sitúa aún en un primer escenario de los cinco
imprescindibles para que realmente forme parte de la sociedad.
Luis Montoro, catedrático de seguridad vial y
presidente de FESVIAL, pronunció estas palabras durante la inauguración de la I
Jornada de Tecnología y Seguridad Vial que, promovidas por Carglass® España
(Grupo Belron®) se celebró en Madrid el pasado 3 de marzo. Esta jornada fue
organizada por su fundación y Rtve y contó con el apoyo de la DGT, Mº de
Fomento, AESLEME, AECA ITV, Belron®,
CESVIMAP, CNAE, McKinsey y Volvo.
La Tecnología es una bendición, siempre y cuando sea
realmente útil. De poco vale tener a disposición de los usuarios muchos
sistemas tecnológicos que ni ellos mismos conocen o saben para lo que sirven.
Este es un grave problema en la actualidad, como lo es el estrés perceptivo o
exceso de información, que puede e incluso debe ser prescindible, porque
perturba la capacidad atencional del conductor. De poco sirve tener coches
inteligentes si los que los conducen no son todo lo inteligentes que se
requiere, o no son capaces de comprender toda la información y tecnología
desplegada para sacar al automóvil un óptimo partido.
Uno de los argumentos más comentados de dicha ponencia
es la que hacía referencia a la llamada “teoría del riesgo constante”, en la
que Montoro recodaba que algunas compañías de seguros pensaron en subir el
precio de las cuotas de los coches que hacían gala de montar sistema
antibloqueo de frenos en el albor de esta tecnología, sencillamente porque
estos usuarios tenían más accidentes. La teoría es que el usuario, conocedor de
la tecnología que conlleva su automóvil, arriesga más o es capaz de asumir un riesgo
mayor sabedor de que el coche, llegado el momento les salvará del posible
accidente. Ante lo cual, Montoro apuesta por unir formación, información y
tecnología.
El punto final y las conclusiones más importantes se
centraron en la conducción autónoma, inteligente o automática; nada nuevo, y
con mucho trabajo por delante. La tecnología existe, ya está aquí, pero para
que sea utilizable, para que sea viable aún hay mucho por hacer, mucho por
recorrer y muchos e importantes problemas por resolver, de modo que no hay que
dejar llevarse por el fácil optimismo tecnológico, y sí seguir trabajando por
si alguna vez puede ser una realidad.
La conducción autónoma plantea tres tipos de problemas
básicos en áreas tan diferentes como el de la tecnológica, el área social y el
personal. En el aspecto tecnológico hay que resolver temas tan sofisticadas
como las videocámaras de precisión con lentes que no pueden ensuciarse jamás ni
perder campo de visión, se requieren sensores radar, sensores 3D, mapas
cartográficos ultraprecisos, nuevos satélites, tecnología láser, etc. Para esos
coches habrá que desarrollar infraestructuras acordes que se comuniquen con el
vehículo, carreteras perfectamente balizadas y mantenidas excluyendo cualquier
tipo de aberración, porque el sistema como tal, no es ni será inteligente.
En el área social hay muchas cosas que solucionar
antes de echar a andar. Por ejemplo, el tipo de licencia necesario para tener
carnet de conducir, qué tipo de carnet, qué tipo de seguro y de quién será la
responsabilidad en caso de accidente, y con una tecnología tan compleja, que
tipo de servicio de ITV serán necesario para homologar y revisar esos coches.
Hay más, ¿hasta qué punto se desea el coche autónomo? El coche no es solo un
sistema de transporte, es la expresión de la libertad de movimiento del ser
humano, algo muy buscado y deseado desde siempre, y eso no casa con la
conducción autónoma.
Tras su exposición, Luis Montoro concluyó con un
sencillo pero muy significativo: “No caigamos fácilmente en el optimismo
tecnológico”. Dejando claro que el futuro es apasionante y que lo tenga que
llegar llegará, pero que debemos asimilarlo, entenderlo y aprender a usarlo
todo de la mejor forma posible.
Esta jornada, promovida por Carglass®España
perteneciente al Grupo Belron®, pretende ser el primer paso de una serie
encaminada a la concienciación y análisis del reto que representan el uso
adecuado de las nuevas tecnologías en los vehículos para que sus resultados, en
materia de seguridad vial y reducción de siniestralidad, cumplan el objetivo
último para el que se han diseñado.
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