El escándalo de los motores trucados de Volkswagen
tendrá consecuencias a corto y a medio plazo en su filial española Seat. A
corto, el mayor riesgo al que se enfrenta la compañía española es a que no se
puedan invertir entre 2015 y 2019 los 3.300 millones de euros anunciados
durante la visita a Martorell (Barcelona) que protagonizó el presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy, a principios de septiembre. Ese dinero debería
destinarse a la ampliación y renovación de la gama de automóviles de Seat, un
paso esencial en la estrategia de la compañía para intentar consolidar la
rentabilidad de la marca.
Con esos 3.300 millones y en un plazo de tiempo de dos
años, Seat prevé lanzar dos nuevos todoterreno urbano (SUV) y renovar el modelo
Ibiza, el superventas de la empresa, que durante años ha sido el puntal de su
cuenta de resultados. Junto a esos tres nuevo modelos, la compañía también
prepara otro vehículo que podría ser un derivado del propio Ibiza (tipo
familiar) o el sustituto del actual Mii (un coche pequeño que ahora comparten
las marcas Volkswagen, Skoda y Seat con ligeros retoques estéticos).
Si bien es cierto que el actual presidente de Seat,
Jürgen Stackmann, aseguró públicamente que el escándalo de los motores diésel
manipulados no afectará a los planes de la filial española, no es menos cierto
que él solo permanecerá al frente de la compañía hasta el próximo 1 de
noviembre. VW lo ha repatriado a la sede central de Wolfs-burg para nombrarlo
vicepresidente de ventas, marketing y posventa de la marca Volkswagen, un cargo
clave para afrontar la actual crisis.
El sustituto de Stackmann será el italiano Luca de
Meo, actualmente responsable de ventas y marketing de Audi y miembro del
consejo de administración desde 2012. Históricamente, a Seat siempre le ha ido mejor
con un presidente de origen alemán, ya que los de las otras nacionalidades no
tienen tanto predicamento en Wolfsburg.
También hay que tener en cuenta que los 3.300 millones
de inversión "no caen del cielo", como recordaba Stackmann, sino que
es la propia Seat la que debe financiarlos a través de la rentabilidad que
genere su cuenta de resultados.
Ese es el otro gran temor que tienen los sindicatos de
la compañía española . El presidente del comité de empresa, Matías Carnero, ya
ha denunciado que, además de las inversiones, el gran riesgo que corre Seat es
que una caída de ventas afecte a la cuenta de resultados y a la rentabilidad.
Durante los primeros seis meses de este año, la compañía había alcanzado por
primera vez beneficios de explotación, algo que no sucedía desde 2008. Además,
una caída de ventas supondría un recorte de producción y una inmediata
reducción de plantilla en Martorell, lo que crea incertidumbre entre los
empleados.
Carnero también teme por un fuerte retroceso en el
proceso de mejora de la imagen de marca que se ha llevado a cabo durante los
últimos años. Esa mejora ha estado ligada a un buen diseño de los coches, pero,
sin duda, también lo ha estado a la fiabilidad de los motores diésel de
Vokswagen. Los propulsores 1.6 y 2.0 TDI (los famosos EA189) han sido los más
solicitados por la clientela de la marca en España, ya que aunaban el ahorro de
las motorizaciones diésel con una potencia incluso superior a los propulsores
de gasolina, eso sí, sacrificando el medioambiente y multiplicando por 40 las
emisiones de partículas NOx autorizadas.
700.000 motores 'trucados'
Seat vendió en todo el mundo un total de 700.000
coches equipados con el motor diésel EA189 Euro 5 trucado para maquillar las
emisiones contaminantes. De esta cifra, 221.783 se vendieron en España, es
decir, un 32% del total. Teniendo en cuenta que de media Seat exporta un 82% de
los coches que produce en Martorell, el arraigo del TDI entre los clientes
españoles es muy elevado.
En cuanto a los modelos afectados, casi toda la gama
está afectada. Exceptuando el pequeño Mii, todos los Seat están equipados con
versiones TDI: Ibiza, León, Toledo, Alhambra, Exeo, Altea y Altea XL. Estos
tres últimos ya no se producen. De igual forma, el Audi Q3, que se fabrica en
Martorell, también está afectado.
En cuanto a las posibles consecuencias legales, Seat
no ha imitado a Audi, otra empresa del grupo, cuyos directivos decidieron
presentar una querella contra VW por supuestos delitos contra el derecho penal
alemán cometidos por su matriz. La diferencia es que Audi es una empresa en la
que participan más accionistas, mientras que Seat es una filial al cien por
cien de Volkswagen.
Sin embargo, el comité de empresa de Seat estudiará
personarse en la causa penal por la manipulación de motores. "Nos sentimos
un poco engañados como trabajadores y como marca", afirmó Carnero.
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