lunes, 28 de septiembre de 2015

VOLKSWAGEN CIERRA SU SEMANA NEGRA CON CAMBIOS ESTRUCTURALES Y EL DESAFÍO DE LAS AUTORIDADES




EEUU y la UE anuncian controles de emisión más estrictos después de estallar el escándalo

El descubrimiento del fraude de Volkswagen ha puesto contra las cuerdas a la industria automovilística mundial. La compañía alemana ha reconocido que lleva años instalando un dispositivo en sus motores que falseaba los resultados en los controles de emisiones contaminantes.


El escándalo ha tenido consecuencias dantescas para el Grupo Volkswagen, que en una semana se ha visto obligado a renovar su cúpula directiva, ha visto cómo sus acciones se desplomaban en Bolsa y se enfrenta ahora a sanciones multimillonarias y a una crisis de credibilidad sin precedentes. Pero los efectos de este caso afectan en realidad a todo el sector del motor.

Por lo pronto, el nuevo presidente del grupo Volkswagen, Matthias Müller, hasta ahora presidente de Porsche, ha asegurado en una carta a sus cerca de 600.000 empleados que aclarará completamente lo sucedido y que trabajará para recuperar la confianza de clientes, socios, inversores y el conjunto de la opinión pública.

De momento, tanto los Estados Unidos como la Unión Europea han anunciado que van a endurecer los controles para detectar el nivel de contaminación de los vehículos. La EPA, la Agencia norteamericana de Protección Ambiental de EEUU, ha enviado una carta a los productores de automóviles indicando que va a llevar a cabo comprobaciones adicionales. "No vamos a entrar en detalles sobre el funcionamiento de las pruebas. No necesitan saberlo", dijo el representante de la EPA, Chris Grundler.

También el comisario de Industria de la UE, Elzbieta Bienkowska, anunció un cambio en el enfoque de los exámenes ambientales con la introducción de un nuevo sistema que incluirá pruebas en condiciones reales de conducción.

En España, el director de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, ha dicho que estudiará si tiene que hacer reclamaciones por el impuesto de Matriculación en el caso Volkswagen, ya que los modelos que emiten menos de 120 gramos de dióxido de carbono (CO2) por kilómetro están exentos de pagar este tributo en España. La filial española de Volkswagen ha pedido perdón en un comunicado oficial y ha asegurado que asumirá toda la responsabilidad y los costes de las medidas que se deban aplicar.

La prensa alemana desveló ayer la existencia de dos avisos previos al estallido del escándalo relacionado con el sistema de control de emisiones, en 2007 y 2011.

Mensaje tranquilizador
La compañía está trabajando "con la máxima urgencia" para esclarecer las irregularidades detectadas sobre el uso de un software en los motores diésel de algunos de sus modelos e intenta enviar un mensaje tranquilizador a los propietarios de sus vehículos subrayando que todos los automóviles afectados "son absolutamente seguros y aptos para la circulación". De momento, todos los modelos diésel con motores TDI 1.6 y 2.0 están bajo sospecha. Marcas que pertenecen al grupo como VW Golf y Polo, Seat Ibiza y León, Octavia de Skoda o Audi A3 están equipadas con este motor. La empresa deberá precisar cuáles son los vehículos afectados, lo cual requiere "tiempo para realizar un análisis de las circunstancias y tiempo para arrancar las medidas técnicas".

Seat ha reconocido que instaló medio millón de los motores investigados. Sindicatos y trabajadores de la empresa han mostrado su preocupación por los efectos que el caso Volkswagen pueda tener en la plantilla. El grupo automovilístico asegura que no hay riesgo para la inversión de 4200 millones de euros anunciada para las plantas españolas en mayo. Como consecuencia del escándalo, Volkswagen ha tenido que reestructurar su equipo directivo en un tiempo récord.

Los cambios en el organigrama afectan a España. Jürgen Stackmann dejará de ser el presidente de Seat para convertirse en el máximo responsable de ventas mundial de la marca Volkswagen. Su sucesor a partir del próximo 1 de octubre en la marca española será el italiano Luca de Meo, ahora responsable de ventas y marketing de Audi.

El presidente interino del Consejo de Supervisión de Volkswagen, Berthold Huber, presentó al nuevo jefe, Matthias Müller, como una persona "de gran competencia social, empresarial y estratégica". Y así se ha cerrado la semana más complicada del mayor fabricante de automóviles del mundo.

Müller fue contundente tras su nombramiento: "mi tarea más urgente es recuperar la confianza para el Grupo Volkswagen, no dejar piedra sin mover y actuar con la máxima transparencia, así como la elaboración de las conclusiones correctas de la situación actual". El nuevo presidente y su equipo se enfrentan al reto de gestionar las consecuencias comerciales y judiciales de la falsificación de emisiones contaminantes de sus vehículos diésel, que todavía son difíciles de valorar. Volkswagen ha reservado 6.500 millones de euros de sus cuentas para hacer frente al proceso, pero solamente en EEUU la compañía puede ser sancionada con multas que le costarían hasta 16.000 millones de euros.

Otro desafío para Müller será recuperar el mercado chino, donde las ventas de VW han caído este año casi un 6 por ciento. De momento, parece que el escándalo de las manipulaciones no afecta a los vehículos fabricados en China, según afirmó ayer la propia empresa

Formado como fabricante de herramientas y con estudios de computación, Müller comenzó a trabajar en Audi en 1977. En 2003 fue responsable de las líneas de productos de Audi y Lamborghini y continuó ascendiendo en la firma hasta que en 2010 se convirtió en presidente de Porsche. Porsche y Audi son dos de doce marcas de Volkwagen. La carrera de Müller está vinculada a Winterkorn. Cuando éste accedió a la presidencia de Volkswagen en 2007, le puso al cargo del departamento de Proyectos. Desde 2010 ha sido el presidente y consejero delegado de Porsche, unos cargos que mantendrá hasta que se encuentre un sucesor.

Las dimensiones de la crisis
Pocos años han sido tan ajetreados para Volkswagen como 2015. El fabricante de automóviles protagonizó en abril una sonada lucha interna de poder entre el jefe del Consejo de Supervisión y patriarca de la compañía, Ferdinand Piëch, y el presidente ejecutivo, Martin Winterkorn. Piëch, nieto del creador del Escarabajo que ha estado al frente del Grupo Volkswagen durante 22 años, tuvo que dimitir al no conseguir el apoyo de la junta directiva para forzar la renuncia de Winterkorn, de quien dijo públicamente sentirse "distanciado". El presidente ejecutivo salió reforzado de la batalla y ayer estaba previsto que se renovara su mandato hasta 2018. Pero el escándalo de las emisiones ha dado un giro a los acontecimientos y Winterkorn, al frente de la compañía desde 2007, se vio obligado a presentar su renuncia el miércoles pasado.

Las cifras de 2014 revelaban que el año pasado VW vendió más de diez millones de automóviles por primera vez en su historia. Su beneficio neto se acercó a los 11.000 millones y su volumen de ingresos superó los 200.000 millones. El primer semestre de 2015 siguió la misma tendencia y con 5,04 millones de unidades vendidas Volkswagen se convirtió en la mayor compañía de vehículos del mundo, al superar en ventas a la japonesa Toyota.

Asmismo, hay quien especula que Piëch podría estar detrás de la filtración del escándalo, que se produjo justo una semana antes de ratificar a Winterkorn en el cargo. Si fuese así, Piëch puede considerarse de alguna forma el ganador en la competición por el control de la empresa.

Por otra parte, y en medio del escándalo de la compañía alemana, la familia Porsche anunció ayer que ha adquirido del grupo japonés Suzuki un 1,5 por ciento de acciones comunes del grupo Volkswagen, con lo que su paquete accionarial en el mayor fabricante de vehículos del mundo asciende al 52,2 por ciento.


El Holding Porsche no ha dado cuenta del volumen de la transacción, que se hará efectivo el próximo 30 de septiembre, aunque Suzuki ha anunciado una ganancia extraordinaria para este trimestre cifrada en 304 millones de euros.

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