Dicha entidad edita un decálogo
para contribuir a reducir los accidentes de los más de 25.000 usuarios de bicis
eléctricas que hay en España, un medio de transporte que cobra protagonismo,
especialmente entre las personas mayores, los que más riesgo tienen. También
apela a la seguridad de estos conductores a través de medidas para que
incrementen su visibilidad, señalicen las maniobras, circulen por el carril
bici y utilicen el casco.
La facilidad con la que las
bicicletas eléctricas alcanzan los 25 kilómetros por hora y el hecho de que
tengan mayor peso que las convencionales, obliga a prestar mayor atención a
estos vehículos, de los que en 2014 se vendieron 17.000 unidades, un 76 por
ciento más el año anterior.
El documento recomienda a estas
personas, especialmente a las de mayor edad, que en el momento de adquirirla se
familiaricen con ella en un lugar seguro ya que, al principio, la entrada en
funcionamiento de la asistencia eléctrica puede sorprender.
Un aspecto muy importante a tener
en cuenta en este tipo de vehículos es aprender a controlar la velocidad,
especialmente porque puede ser un factor infravalorado por el resto de usuarios
de la vía y suponer un riesgo adicional.
En este sentido, FUNDACIÓN MAPFRE
recomienda moderarla y adaptarla en todo momento a las condiciones del tráfico
y del entorno, por ejemplo si es de noche y llueve; tener cuidado con los vehículos pesados o
grandes, sobre todo en giros y glorietas; señalizar siempre las maniobras; y
cumplir las normas de tráfico, como por ejemplo respetar los semáforos y no
cruzar calles o vías por los pasos de peatones, excepto si lo hacen a pie o por
las marcas de paso ciclista, que en algunas ocasiones suelen estar situadas
junto al paso de cebra.
También propone a los conductores
de bicis eléctricas que instalen en el manillar un espejo retrovisor, ya que se
trata de un accesorio que les permitirá observar lo que sucede por detrás sin
tener que girar la cabeza. Recomienda, además, que enciendan las luces, incluso
durante el día; que realicen un mantenimiento adecuado del motor, frenos,
batería y reflectantes; y que utilicen el casco y prendas reforzadas y de alta
visibilidad, como crash pants o culottes acolchados, ya que en caso de caída
amortiguan los golpes y reducen las rozaduras con el asfalto.
Extremar las precauciones cerca
de los peatones, también es otro aspecto clave. Por este motivo se hace alusión
a que los ciclistas utilicen los carriles bici siempre que estén disponibles,
ya que son más seguros, y que si éstos están situados junto a las aceras,
extremen las precauciones para evitar sufrir un accidente con algun peatón que
los invada.
FUNDACIÓN MAPFRE recuerda que en
el mercado existen vehículos eléctricos similares a bicicletas que pueden
alcanzar los 45 kilómetros por hora o proporcionar asistencia eléctrica incluso
sin pedalear, simplemente accionando un botón o una palanca situados en el
manillar. Dichos vehículos, que por sus características técnicas y legales
dejan de ser considerados bicicletas, requieren permiso de conducción, casco de
motocicleta y seguro obligatorio.
El número de ciclistas fallecidos
en España en 2014 ha sido el mayor de los últimos siete años, alcanzándose la
cifra de 75 víctimas mortales. Aunque en España aún no se dispone de datos al
respecto, en Países Bajos se estima que el 15 por ciento de los 61.400
ciclistas que terminaron en 2013 en una sala de primeros auxilios o de
urgencias de un hospital, viajaba en una bicicleta eléctrica. La mayoría de
usuarios de bicis eléctricas de dicho país eran mujeres de 66 años, que
sufrieron una lesión como resultado de una caída, a menudo cuando se subían o
bajaban de la bicicleta.
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