¡LO SIENTO
NO ME HE DADO CUENTA!
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Es una frase que
instintivamente nos pronunciamos a nosotros mismos cuando cometemos un error en
la conducción. O cuando cometemos una infracción de tráfico y nos para un
agente para sancionarnos. Muchas veces utilizamos el “lo siento no me he dado
cuenta”; de una señal, de la velocidad que íbamos, de saltarnos un disco en
rojo, de hacer caso omiso de las señales de la vía…y creo por experiencia, que
la mayoría de las veces no estamos mintiendo.
¿Qué conductor, a lo largo
de su vida, no se ha despistado alguna vez?... Alguna vez, sin consecuencias y
otras con un desenlace fatal.
Es evidente que tenemos que
tener puesto los cinco sentidos en la conducción, pero estoy convencido que la
mayoría de los conductores han pasado por esta experiencia muy negativa. Ya que
el susto es mayúsculo. Con consecuencias o sin ellas.
Me estoy refiriendo en la
que el conductor, no se ha distraído con un cigarro, el navegador, o la radio
del coche. O ha tomado una copa de más o ha ingerido algún tipo de drogas.
Todos tenemos problemas, y la mayoría de las veces, nos ponemos manos al
volante con un problema, al que no paramos de darle vuelta, incluido cuando
conducimos, y a veces, sin querer, nos abstraemos tanto que dejamos la realidad
y nos imbuimos en nuestro problema, que llegamos a conducir nuestro vehículo sin tener conciencia de la realidad
que tenemos entre manos.
Mi opinión, es que “somos responsables de nuestros actos
siempre”. Aunque no me negaran que si cabe la posibilidad de atenuar
nuestro comportamiento, ya que a veces no somos dueños de nuestros actos. La
diferencia está en saber, cuando es una negligencia o una temeridad.
Me niego a pensar, que un
individuo quiera hacer/se daño voluntariamente.
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Es como cuando estamos el
primero de la parrilla de un semáforo, se pone el semáforo en verde, y el
conductor que se encuentra detrás de nosotros, espera uno segundos de cortesía,
o antes de que el semáforo pase a verde, ya está tocando el claxon
insistentemente.
Creo que tenemos que ser
consciente que el rol de vehículo que está delante en el semáforo o detrás lo
compartimos con mucha asiduidad. A lo mejor, mostrando nuestro correcto
comportamiento ante los demás somos capaces de contagiar una forma de conducir,
correcta, educada, y en las que todos saldremos ganando.
PBejarano
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