Recorren los cinco continentes a lo largo del año por
todo tipo de condiciones climáticas y pavimentos con coches en fase de
desarrollo para garantizar su buen funcionamiento antes de que salgan al
mercado. Se trata de un equipo de 50 técnicos e ingenieros del Centro Técnico
de SEAT que realizan multitud de pruebas por el desierto, la nieve o el hielo a
temperaturas extremas.
“Un técnico que realiza este tipo de pruebas tiene que
gustarle el mundo del automóvil, ser un apasionado de su trabajo demostrando flexibilidad
y capacidad para adaptarse a cualquier tipo de condición extrema”, explica el
responsable de Pruebas Especiales del Centro Técnico de SEAT, Jaume Camps.
Durante semanas, los ensayos se realizan en lugares con temperaturas que
oscilan de los 40 grados bajo cero a 45 grados positivos.
En verano se desplazan durante tres semanas a una zona
desértica del sur de España para realizar el denominado Summer test. En este
caso, los técnicos recorren unos 20.000 kilómetros para cada modelo. “Creo que
la gente no se imagina la cantidad de pruebas que se realizan con los coches
antes de que lleguen a sus manos”, apunta Camps.
Todos los ensayos tienen un objetivo práctico para el
cliente. Un ejemplo es la prueba de polvo, en la que durante dos horas se circula
detrás de una intensa polvareda provocada por un coche de apoyo con el objetivo
de saber cada cuánto tiempo hay que cambiar el filtro del aire del motor. En
este mismo terreno se realizan otro tipo de pruebas de estanqueidad para
garantizar que, incluso en tales situaciones extremas, no entra polvo en el
interior del coche ni en ninguno de sus componentes.
Hasta 3.000 kilómetros se recorren en una pista de grava
en otro de los ensayos que se realizan, en esta ocasión para analizar los
impactos que ocasiona la gravilla en toda la zona de los bajos, pasaruedas,
zona exterior y posterior del parachoques. “El objetivo es asegurar la
resistencia de todas las piezas durante la vida del vehículo” detalla Camps. En
el test de klapper, los ingenieros comprueban mediante un oído humano muy
entrenado, y a veces con el soporte de la endoscopia, que en una superficie
irregular las más de 3.000 piezas que componen un coche no provocan ruidos
molestos para los ocupantes. En esta prueba, el técnico puede llegar a estar a
más de 60 grados en el interior del vehículo.
Al margen del Summer
test, se llevan a cabo muchas pruebas en países de todo el mundo que tienen
unos requerimientos específicos, una tarea que obliga a los técnicos e
ingenieros a permanecer muchas semanas en el extranjero. Para Camps, apasionado
de su profesión, todo son ventajas: “mi trabajo me ha permitido estar en los
cuatro continentes y conocer países tan diversos como Argentina, Brasil,
EE.UU., Rusia, norte y sur de África, China y muchos países de Europa”.
Envuelto de polvo y a casi 40 grados, este ingeniero recuerda siempre una frase
que en su día un jefe le dijo: “Jaume, tienes el trabajo ideal: conduces y
viajas. Es el sueño de cualquier niño”.
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