Este formato familiar es un vehículo muy a
tener en cuenta para aquellos conductores que necesiten algo más de espacio
(ofrece 530 litros de maletero) y busquen facilidad de conducción para hacerse
la vida más fácil.
Y es que todo lo que ofrece este Fabia Combi por un
precio de salida que estará aproximadamente en torno a los 10.000 euros (800
euros más que la versión corta) en el modelo de acceso, lo convierten
automáticamente en una de las joyas de su sector. La gran duda puede llegar a
la hora de elegir entre la renovada oferta de motorizaciones posibles, todas
ellas un 17% más eficientes gracias, además de las mejoras tecnológicas, a la
reducción de peso y a la incorporación del sistema Star&Stop.
La gama de motores contará en el momento del lanzamiento
con dos opciones diésel (los 1.4 TDI de 90 caballos, manual o automático, y el
105 de caballos) y con cuatro variantes de gasolina (uno de tres cilindros 1.0
MPI de 75 caballos junto a los de cuatro cilindros y 1.2 TSI de 90 Y 110
caballos, manual o automático). Más adelante, se incorporarán a la mecánica
diésel de 75 caballos y otro tricilíndrico de gasolina con 60 caballos.
Empezamos por el gasóleo, que se ha ganado la pole con
esto de pagarse a un euro el litro. Nuestra elección durante la prueba fue el
1.4 TDI de 90 caballos. Un motor de cuatro cilindros muy aceptable con unos
consumos más que notables asociado a una caja de cambios manual de cinco
marchas.
La potencia es suficiente para mover el vehículo con
agilidad pero, aún teniendo claro que no es un coche de sensaciones, es mejor
llevarlo un poco alto de vueltas para no tener que 'jugar' demasiado con las
marcha si necesitamos algo más de brío en algún momento. Aunque a partir de las
1.800 vueltas responde con soltura y suelta sus 230 Nm de par motor.
Eso sí, nuestra prueba fue con sólo dos personas en el
interior y quizás los 90 caballos de esta versión se queden cortos con una
carga mayor. En este sentido, el 1.4 de 105 caballos sería mejor opción y los
5,2 litros de consumo a los 100 kilómetros que nosotros registramos (en unos 60
kilómetros entre ciudad y vías secundarias) apenas se deberían ver resentidos.
Pasando a la versión gasolina, optamos por el motor 1.2
TSI de 110 caballos con un cambio manual de seis velocidades. Ágil, equilibrado
y eficiente. Así lo podríamos definir en pocas palabras. Ni una pega durante
los casi 100 kilómetros de ruta que hicimos; demostrando que esos 20 caballos
de más respecto al diésel se agradecen.
Rodando por encima de las 1.500 vueltas, la entrega del
motor es muy redonda y con una agilidad que facilita la supervivencia urbana
sin dejarse notar en exceso en los consumos, pues nosotros conseguimos estar
poco por encima de los 6 litros y rozar los 5 cuidando mucho los excesos.
Excesos que no son necesarios para un coche que ofrece una conducción de lo más
equilibrada y estable (la suspensión absorbe las irregularidades de forma muy
eficaz), haciendo de la conducción un 'juego de niños' con una dirección suave
y precisa que mueve el coche con precisión milimétrica sin apenas esfuerzo.
Comparando ambas versiones hay que tener en cuenta la
diferencia de caballos que nosotros probamos, pero ciertamente el gasolina
tiene algo más de chispa y da mejores sensaciones. Además, cuenta con un
embrague más dócil y, junto al casi inapreciable sonido de su motor (el diésel
se escucha mucho más y al volante se notan las vibraciones), le hacen una
apuesta más redonda.
Aunque las necesidades de cada uno y el tipo de vía que
superen a diario será determinante a la hora de echar cuentas en relación al
consumo. Pues a pesar de estar parejos en eficiencia, en autopista el diésel
gana por goleada. Una victoria que se acentuará aún más cuando en la segunda
mitad del año llegue la versión GreenLine que homologa 3,1 litros por cada 100
kilómetros.
Estéticamente, no pierde su identidad aunque sí adopta
algunos trazos más modernos y afilados siguiendo la evolución anticipada en el
'hatchback'. En lo que respecta al interior, aunque de plástico duro, los
acabados presentan una buena apariencia para ser un utilitario. El salpicadero
llega con un panel imitando al grafito que aporta un plus de elegancia al
habitáculo, que sigue siendo cómodo aunque sin alardes de espacio.
Algo muy diferente a lo que ofrece el maletero. Un total
de 530 litros de capacidad que alcanzan los 1.395 si abatimos los asientos
traseros. Espacio más que de sobra para el indiscutible líder del segmento, muy
por encima de los 430 litros del Seat Ibiza ST o de los 443 del Renault Clio
Sport Tourer. Unos datos que han crecido de forma considerable respecto a su
antecesor gracias a un leve estirón de 10 milímetros acompañado de un modelo
más ancho (90 milímetros) y más bajo (31 milímetros). Un cambio de dimensiones
que también le proporciona ganancia en estabilidad sobre el asfalto al haber
bajado su centro de gravedad.
Y por ultimo, mención aparte merece el nuevo sistema de
conectividad que propone Skoda, el Mirror Link. Un interesante sistema que
permite emparejar el coche con nuestro smartphone (ya sea Android o Apple) y
así poder manejar las funciones principales a través de la pantalla táctil de 5
pulgadas.
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