Radiografía de la red viaria española 2013
Los primeros datos de la auditoría del estado de
conservación de las carreteras que realiza la AEC concluye que un 38% de la red
viaria del país presenta deterioros superficiales en su pavimento
Hoy por hoy resulta prácticamente imposible encontrar un
tramo de carretera en España cuyo firme no esté agrietado.
En concreto, y según los primeros datos de la auditoría
que, cada dos años, la Asociación Española de la Carretera (AEC) realiza al
estado de conservación del conjunto de las carreteras del país (red del Estado
y red autonómica), el 72% del pavimento presenta grietas en las rodadas, un
defecto que, si bien no supone ningún riesgo directo para la seguridad del
tráfico, puede provocar importantes daños si se registran lluvias intensas,
dado que el agua penetra en las grietas con efectos nefastos para las capas
internas del firme. La situación se agrava en invierno, cuando el agua se
congela, acelerando y agravando el proceso.
Junto al agrietamiento, la pérdida de árido o de material
bituminoso del pavimento y las roderas o deformaciones provocadas por la rodada
del vehículo son otros de los deterioros que, con mayor frecuencia, se pueden
observar actualmente en los firmes de las carreteras españolas.
Los técnicos denominan estos desperfectos de la capa de
rodadura “deterioros superficiales” y, de acuerdo con los resultados de esta
última evaluación de la AEC –cuyo trabajo de campo se ha realizado en el verano
de este año-, se encuentran en el 38% del firme de la red viaria del país.
Los deterioros superficiales son el preámbulo de otros
más graves, denominados “estructurales”, que son aquellos que se observan
cuando confluyen en el pavimento grietas, desintegraciones, deformaciones y
baches. Actualmente, un 12% de las carreteras españolas presenta deterioros
estructurales en más de la mitad de la superficie de la calzada.
Los deterioros superficiales afectan a la comodidad de la
conducción. Sin embargo, los estructurales implican un incremento del riesgo,
pudiendo llegar a ser causa directa de situaciones peligrosas para la
circulación.
El informe preliminar de la AEC pone de manifiesto,
además, que un 21% de las carreteras de nuestro país tiene roderas medias o
profundas. Las roderas son deformaciones longitudinales de la mezcla bituminosa
que se forman siguiendo las rodadas de los vehículos. Provocan incomodidad en
la conducción, si bien pueden elevar el riesgo de accidente en la red de alta
capacidad, ya que, su concentración en el carril derecho traslada la
circulación al izquierdo, reservado para los adelantamientos.
Usuarios vulnerables
Un deterioro en la superficie del firme no representa,
per se, riesgo para los ocupantes de un automóvil. Menos aún en el caso de los
vehículos pesados.
Sin embargo, los motociclistas y ciclistas son usuarios
cuya seguridad sí puede verse comprometida si circulan por carreteras cuyo
pavimento presente deterioros superficiales.
Los deterioros superficiales pueden corregirse con
repavimentación, pero los estructurales exigen, en muchos casos,
reconstrucción, requiriendo de inversiones mucho más elevadas.
Las auditorías del estado de conservación de las
infraestructuras viarias tienen su origen en las Campañas de Inspección Visual
de la Red que la AEC comenzó a realizar en 1985 con el objetivo de conocer el
estado de la pavimentación y del equipamiento, así como de determinar la
inversión mínima necesaria para alcanzar niveles de servicio adecuados.
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