Según el denominado efecto
Faraday, sí. De hecho, en física se habla de la “Jaula Faraday”. ¿Qué
significa? Que los automóviles son seguros en caso de rayos porque estos
pasarán por el exterior de la carrocería hasta el suelo, sin daño para el
ocupante. Nos los explica, en sus consejos para evitar daños por rayos, la
Confederación Nacional de Autoescuelas de España.
Los rayos transportan
corrientes de 30.000 amperios de intensidad y 800.000 voltios de tensión, y
generan una energía en forma de calor de unos 8.000 ºC.
Michael Faraday postuló, y
demostró él mismo sometiéndose al experimento, que el campo eléctrico dentro de
una superficie conductora cerrada y continua es nulo. Él mismo diseñó una
esfera metálica de grandes dimensiones por la que hizo pasar una corriente
eléctrica elevada y permaneció dentro de la esfera sentado en una silla de
madera y demostró, con distintos aparatos de medición, y conservando su vida,
que el campo eléctrico era nulo en su interior.
Este efecto tiene una
aplicación importante en protección de equipos electrónicos delicados, tales
como repetidores de radio y televisión situados en cumbres de montañas y expuestos
a las perturbaciones electromagnéticas causadas por las tormentas. Este
fenómeno también es el que protege a los aviones comerciales de la caída de un
rayo.
Si estamos dentro del
vehiculo, lo mejor continuar en esa situación procurando no entrar en contacto
con las partes metálicas, apagar la radio y cerrar las ventanillas. Si nos
detenemos, es conveniente elegir un lugar seguro alejado de vallas metalicas o
tendidos electricos. Si estamos fuera del vehículo, lo mejor meterse dentro de
él y alejarse de zona de charcos o balsas de agua y zonas húmedas.
Debemos dejar un margen de
tiempo para salir del coche, ya que su superficie metálica, al igual que le
ocurre a un avión en vuelo al que le cae un rayo, se ha quedado cargada,
“polarizada” del campo eléctrico del rayo. Si los ocupantes bajan, y el
vehículo no ha descargado a masa, ellos pueden cerrar el circuito al tocar la
superficie metálica y pisar el suelo. Depende de la conductividad en ese
momento, resistencia que se provoque, etc., para que las consecuencias varíen
de un fuerte calambre a lesiones más graves.
Dependiendo del vehículo, lo
más probable es que el rayo, genere un arco voltaico entre la llanta y el
suelo, descargándose. Generalmente cuando esto ocurre los neumáticos revientan
por la elevación de la temperatura. Por este motivo, es importante que, durante
una tormenta eléctrica, los conductores disminuyan su velocidad, siendo lo
idóneo que inmovilicen su vehículo por completo.
Si el vehículo posee un
cable de masa, de los utilizados para evitar la corriente estática y los
molestos pequeños calambres al tocar el vehículo, será más seguro salir del
vehículo porque significará que la tensión de la chapa se ha descargado a masa.
Aunque algunas marcas
anuncian igual protección en coches descapotables, aunque de forma general los
vehículos cabrio con capota no ofrecen la misma protección que uno cerrado
frente a los rayos.
Si estamos en un núcleo
urbano, la probabilidad de que nos alcance un rayo es prácticamente nula, por
no decir imposible. En vías fuera de poblado, la probabilidad ya no es nula, se
eleva, por lo que debemos situarnos en algún lugar donde no seamos la toma de
tierra más probable para el camino de un rayo, es decir, no debemos ser el
punto más alto. Si estacionamos al lado de un edificio que posea pararrayos,
podremos estar tranquilos de que no caerá sobre nosotros el rayo.
Aunque el vehículo es el
lugar más seguro, es importante recordar que no es una jaula de Faraday
perfecta. Quizá el rayo encuentre camino hacia el interior del vehículo, por
romper su estructura, ya que en él existe aire y éste es ionizable.
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