A los radares pocas cosas se les escapan. Sus cámaras
están acostumbradas a registrar todo tipo de infracciones y de velocidades que
alcanzan los conductores, sin embargo hay imágenes que hablan por sí solas y
que muestran sorprendentes y temerarios comportamientos en la conducción.
Si ir por encima de la velocidad permitida es una multa
de tráfico bastante asidua entre los conductores confiados, mayor aún es el
delito si encima se realiza esta acción mientras uno se afeita al volante.
Vivimos en un mundo rodeado de prisas, pero desde luego que hay momentos en los
que centrarse en una única actividad, es más que suficiente y más si hablamos
de todo lo relacionado con la seguridad y conducción.
Del mismo modo y como otro ejemplo de pecado contra la
seguridad vial, los radares han comprobado como algún que otro conductor lleva
a su loro suelto, cual peculiar copiloto y lejos de ser un cuestión preocupante
para el protagonista de la imagen, éste se entretiene acariciándolo, ignorando
de esta forma el momento y el peligro que cualquier distracción supone al
volante.
Para sorpresa aunque tal vez por desgracia más frecuente
de lo esperada, los radares también han pillado multas de tráfico motivadas por
conductores que leen el periódico, libros o mensajes de móvil mientras
conducen, mostrando total confianza y casi sin despeinarse.
Unos ejemplos que hablan por sí solos y que junto con las
cifras que se manejan, -hasta el 11 de junio se han producido 393 accidentes mortales,
de los cuáles la falta de atención ha estado presente en 136-, tendrían que ser
motivos suficientes de impacto y concienciación. Por lo visto ya no sólo ponerse el cinturón o
hablar por móvil es lo único que pillan los radares...
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