Ratan Tata, presidente del consorcio que lleva como
marca ese apellido, se jubila hoy, día de su 75 cumpleaños, tras haber
transformado una compañía local y familiar en el mayor conglomerado industrial
de la India global y emergente.
El Grupo TATA es hasta 13 veces más grande que cuando
hace 21 años Ratan Tata tomó sus riendas para convertirlo -con unos ingresos que
en la actualidad rondan los 100.000 millones de dólares anuales-, en símbolo de
la prosperidad del gigante asiático.
Nacido el 28 de diciembre de 1937 en Bombay, capital
económica india, Ratan Tata es biznieto del fundador de la compañía, Jamshedji
Tata, que en 1868 se estrenó en los negocios con la reconversión de un viejo y
abandonado molino en una fabrica de algodón.
Tras estudiar arquitectura e ingeniería en la India y
Estados Unidos, el joven Ratan Tata entró a trabajar en 1962 como vendedor en
el consorcio familiar, donde 30 años después sustituiría en 1991 como
presidente a su tío, el legendario J.R.D Tata.
J.R.D Tata había fundado en 1945 TATA Motors e inició
la diversificación de la empresa, que estaba centrada en el sector textil, pero
fue su sobrino quien haría de ella un verdadero imperio, al calor de la nueva
política económica del país.
El mismo año en que Ratan Tata tomaba el mando del
grupo, el en aquel momento ministro de Economía y actual jefe de Gobierno,
Manmohan Singh, liberalizó la economía india, hasta entonces proteccionista, lo
que supuso el despegue comercial de la firma.
Las compras y operaciones realizadas desde entonces
por TATA son consideradas tanto hitos de la compañía como de todo el país.
Desde la adquisición de la acerera británico-alemana
Corus, a la de la automovilística británica Jaguar Land Rover y la fabricación
del Nano TATA -con un precio de 2.000 dólares el coche más barato del mundo-,
son vistas como éxitos de la nueva India.
Un centenar de firmas de diferentes sectores forman en
la actualidad el grupo industrial, omnipresente en la vida diaria de los
indios, que ven la televisión, consumen té, conducen automóviles y se alojan en
hoteles que llevan todos una misma marca; TATA.
Simboliza la India moderna. A diferencia de otros
magnates, que se han hecho a si mismos, él heredó una compañía familiar, pero
el crecimiento que ha logrado en el grupo ha sido paralelo al del país, explicó
el experto económico Gyanendra Khumar Keshri.
En declaraciones a Efe, Khumar Keshri subrayó que el
60 por ciento de los ingresos del grupo procede del mercado internacional, y
solo el 40 por ciento del local, lo que demuestra la vocación exterior que ha
tratado de imprimir al conglomerado.
Supo aprovechar bien la liberalización, apuntó el
experto, que recordó que TATA opera ahora en medio centenar de países.
Discreto, tímido y educado, Ratan TATA profesa el
zoroastrismo, una religión que solo cuenta con unos 25.000 adeptos en la India.
Y aunque dice que ha estado enamorado varías veces,
es soltero y no tiene hijos -ni tampoco sobrinos interesados en hacerse cargo
del consorcio-, por lo que tras cuatro generaciones el nuevo presidente del
grupo no llevará por primera vez el apellido TATA.
Un comité creado por la dirección de la empresa ha
designado como sucesor a un joven ejecutivo, Cyrus Mistry, que con 44 años ha
dirigido un gigante local de la construcción, el Grupo Shapoorji Pallonji, con
ingresos anuales de 2.500 millones de dólares.
Su principal desafío será mantener las ganancias que
ha alcanzado el grupo en el mandato de su predecesor, en un momento en que la
economía india ha pasado de crecer más de un 9 por ciento a menos de un 6 por
ciento al año, por la crisis financiera internacional.
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