viernes, 23 de noviembre de 2012

Por qué España es el motor de la industrial del automóvil




La flexibilidad laboral, que permite hacer ajustes de producción en las plantas, la fuerte inversión en I+D y unos costes ajustados impulsan al sector del automóvil frente a otros países. Gráfico: El motor español pisa el acelerador.

Renault apuesta por España frente a Francia y Turquía y se trae a nuestro país su nuevo plan industrial. El proyecto conlleva la creación de 1.300 puestos de trabajo (800 en Palencia, 300 en Valladolid y 200 en Sevilla) y garantiza a medio plazo el funcionamiento de sus plantas. Pero lo más importante quizás es que no es la única gran empresa automovilística que confía en el potencial español.
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El pasado 24 de octubre la estadounidense Ford anunció también durante un consejo extraordinario el cierre en 2014 de su factoría en Genk (Bélgica) en la que trabajan 4.300 empleados, para trasladar su producción a la planta de Almussafes (Valencia). La factoría belga todavía ensamblará coches a lo largo del próximo año hasta que concluya el ciclo de fabricación, y después llevará la producción de los modelos Mondeo, S-Max y Galaxy a su planta valenciana.

Y en esta misma línea, el grupo PSA (Peugeot Citroën) ha tomado la decisión de cerrar la histórica planta de Aulny cerca de París y podría anunciar en breve mayor carga de trabajo en Madrid para la producción de un nuevo modelo. Y puede ser sólo un aperitivo de lo que está por venir porque, según reconocen en Anfac, la patronal de la industria, los próximos meses serán claves para atraer nuevas inversiones.

En conjunto, se han anunciado ya planes por más de 2.000 millones de euros, pero la cifra final puede ser mucho mayor si se mantiene la misma línea. "Es ahora, en los próximos 12 a 18 meses cuando se están adoptando decisiones que diseñarán la configuración de producción de las fábricas europeas de vehículos y condicionarán decisivamente su futuro a medio y largo plazo. España tiene que estar presente en ese diseño asegurando no sólo el futuro del sector sino el propio porvenir industrial de nuestra economía", aseguran.

Competitividad basada en flexibilidad y en inversiones
La industria está convencida de que en el caso español, la situación a medio plazo es ganadora, con apuestas inversoras muy significativas y proyectos atractivos para nuestras plantas, pero advierte también de que a largo plazo no hay nada asegurado.

"Hay 169 fábricas en Europa que compiten denodadamente por inversiones y carga de producción para asegurar su existencia al menos a medio plazo. Y la única acción posible para ganar en este envite es ser más competitivos que las opciones alternativas. La industria del motor es uno de los sectores que más está sufriendo año tras año la caída de las ventas -en los diez primeros meses del ejercicio se han reducido un 11,9 por ciento en relación con el mismo periodo de 2011-, pero de las 18 fábricas existentes en España tan sólo una pequeña, la que tenía Santana en Linares (Jaén) se ha visto obligada a cerrar y el resto está ganando además carga productiva. Es un dato que contrasta claramente con las 87 plantas que han cerrado en el resto de Europa en los dos últimos años.

En la industria insisten en que eso ha sido posible gracias, fundamentalmente, a dos razones: la primera es la flexibilidad laboral a la hora de ajustar la oferta a la demanda -ha permito aplicar expedientes de regulación temporal d empleo en lugar de reducir plantilla- y la segunda, la fuerte inversión hecha en producción, investigación y desarrollo (I+D) y formación de la plantilla -más de 2.600 millones al año- que ha supuesto una mayor productividad, acelerando así el ritmo de las exportaciones.

Gracias a esa flexibilidad, la dirección de PSA Peugeot Citröen en Vigo anunció ayer un expediente de regulación de empleo (ERE) suspensivo de 40 días para los dos próximos años pese a la previsión de incrementar la producción en unas 100.000 unidades el año que viene hasta llegar a los 400.000 vehículos.

Cambio de marcha
De acuerdo con un informe elaborado por la Comisión Europea -Cars 21-, que analiza lo que puede pasar en el sector desde ahora hasta el año 2020, la industria está ante una encrucijada histórica porque "el statu quo no puede mantenerse".

En el sector explican que, para seguir captando inversión, es necesario "readaptar los sistemas productivos y logísticos, asegurar el acceso a las materias primas y energía a costes razonables, incorporar y formar a los profesionales de mayor talento, y encontrar nuevos modelos de negocio y colaboración a lo largo de toda la cadena de valor, en el marco de una regulación coherente y con unos costes eficientes".

España ha hecho los deberes pero hay aspectos, como la reforma energética, que pueden suponer un punto negro en la trayectoria al encarecer innecesariamente el producto final. "El Gobierno penaliza con esta medida a la industria al encarecer los costes hasta un 8 por ciento", ha asegurado recientemente Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de Anfac.

Y no hay que olvidar que uno de los factores decisivos para la trayectoria de éxito que ha tenido el sector del motor en los últimos años radica en el menor coste relativo de producción, muy importante en el desarrollo de coches pequeños y medios.

Políticas de apoyo
Igualmente trascendental resulta el apoyo incondicional de las distintas Administraciones, derivado de una permanente consideración estratégica de esta rama industrial, a la que se sigue considerando una de las grandes locomotoras del crecimiento económico. Fruto precisamente de esta consideración estratégica, tanto la regulación sectorial como las infraestructuras logísticas o comerciales se han venido transformando y mejorando, lo que ha permitido que el sector respirara a pesar de la crisis y compitiera tradicionalmente con niveles de productividad muy por encima de los estándares tradicionales en España .

El grado de competitividad internacional alcanzado ha permitido, de hecho, mantener hasta el momento un alto nivel de producción y exportación, superando tanto los cambios de ciclo económico como la aparición de nuevos competidores, en algunos casos, como los del Este de Europa, mejor situados geográficamente y con menores costes laborales.

Anfac acaba de lanzar un plan con el objetivo de recuperar una producción de tres millones de vehículos al año, lo que supondría un millón más que ahora. Pero avisa de que para ello es necesario atender a una serie de factores. Es fundamental así, en opinión de la patronal, incrementar la participación de los centros industriales y de desarrollo de producto de nuestro país en la actividad innovadora de sus grupos matriz; ampliar los mercados de exportación tradicionales; considerar el conjunto de la cadena de valor (fabricantes, distribuidores y postventa) a la hora de marcar de legislar y focalizarse en la mejora de la competitividad industrial y de nuestra posición respecto a los mercados globales.

Si se alcanza el objetivo y se logra la producción esperada, el plan se traducirá, según Mario Armero, "en un incremento del 1 por ciento del PIB y la creación de 73.000 empleos". La industria cuenta ahora con 58.000 empleos directos. Pero a eso hay que sumar 350.000 más indirectos y 1,8 millones inducidos. El mantenimiento de subvenciones y de apoyo al consumo, como los planes Renove, Prever, Vive, 2000E y Pive, puede suponer además un impulso fundamental. Sobre todo, si van unidas a una rebaja de la factura fiscal, con la eliminación, como reclama el sector, del impuesto de matriculaciones.Nota: a partir de mañana habrá material gráfico disponible.

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