La Comisión Europea ha dicho este viernes que estudiará
la petición de las autoridades belgas de destinar ayudas europeas a los
despedidos por el cierre anunciado de la planta del grupo automovilístico Ford
en Genk (Norte del país), cuya producción se trasladará a la fábrica de la
marca en Almussafes (Valencia).
"Como en casos similares de despidos masivos, la
Comisión está dispuesta a examinar con las autoridades belgas competentes lo
que el Fondo europeo de adaptación a la globalización podría destinar (a este
caso).
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La condición es que debe haber una relación entre los despidos y la
globalización", ha explicado en rueda de prensa el portavoz comunitario de
Empleo y Asuntos Sociales, Jonathan Todd.
El portavoz, además, ha considerado que el hecho de que la
producción sea transferida a otra región europea y no a un tercer país no
supone automáticamente que el caso no pueda encajar en los supuestos que exige
el Fondo en cuestión, aunque ha precisado que se examinarán distintas
soluciones "ya sea con el fondo para la globalización, el fondo social o
el fondo regional".
La industria automovilística europea afronta entre otros
problemas "el aumento de la oferta de vehículos que viene de fuera de
Europa y también la caída de la demanda", ha añadido Todd, por lo que
Bruselas "se va a sentar con las autoridades belgas" para analizar la
situación de la región de Limburgo, en donde se encuentra Genk.
El anuncio de Ford de cerrar la planta de Genk en 2014
para trasladar su producción a sus instalaciones valencianas consternó esta
semana a Bélgica, porque se estima que la decisión tendrá un coste de 4.300
puestos de trabajo directos y otros 5.000 empleos indirectos. Tanto el Gobierno
federal como el regional han llamado a una acción europea para minimizar el
impacto.
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