jueves, 13 de septiembre de 2012

Peugeot Onyx un superdeportivo en París



La larga tradición de Peugeot en el mundo de los supercoches, iniciada en los años ochenta, tendrá continuidad en la próxima edición del Salón de París, que se celebra a finales de este mes, con la presentación mundial del espectacular Onyx, un prototipo híbrido con más de 600 caballos de potencia y propulsión trasera.


El Peugeot Onyx tiene una presencia descomunal. Mide 4,65 metros de longitud, 2,20 de ancho y tan sólo 1,13 de alto. Su carrocería, con un diseño muy agresivo y un coeficiente aerodinámico sensacional de tan solo 0,30 Cx, integra paneles de fibra de carbono de color negro mate, polimetacrilato de metilo en la zona del techo, y cristales y cobre puro modelado a mano en las aletas y las puertas.
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Pero además de una combinación de colores más propia de las naves espaciales del cine fantástico que del mundo del motor, el Onyx cuenta con un sistema de apertura de puertas de película. Las puertas se separan del vehículo y, posteriormente, pivotan sobre un eje para dejar al descubierto uno de los habitáculos más sorprendentes y futuristas jamás vistos.

Su interior está construido prácticamente en su totalidad por fieltro, comprimido y estirado de tal forma que forme una sola pieza. Este fieltro se combina con el carbono de su estructura, y forma un conjunto asombroso con el salpicadero, formado por periódicos compactados, de los que se pueden ver incluso las letras. Y viendo las fotos exclusivas adelantadas por Peugeot, ¿no echan algo en falta? Efectivamente, no hay asientos. Tanto el conductor como el acompañante van sentados directamente sobre el fieltro, que cuenta con zonas especialmente acolchadas para que pilotar este auténtico pura sangre no sea un suplicio.

Tampoco tiene espejos retrovisores. En su lugar, monta tres cámaras, dos exteriores y una panorámica interior, que junto a otras dos instaladas en el reposacabezas, permiten no sólo controlar qué pasa alrededor del vehículo sino grabar el viaje on board, proyectando las imágenes en la tableta incrustada en el salpicadero, frente al asiento del acompañante.


Interior del Peugeot Onyx
En cuanto a la tecnología, como era de esperar, no desmerece en absoluto tan brillante envoltorio. La estructura central del Onyx está construida, íntegramente, en fibra de carbono, y la forman doce piezas, incluidos los subchasis delantero y trasero. La reducción de pesos es otro de sus grandes logros, con una célula de seguridad de apenas 100 kilos, algo menos del 10% del total del vehículo, que tan sólo suma 1.100 kilos.

Su motor es un V8 de 600 caballos, procedente de la competición, que cuenta con un sistema de acumulación de energía similar a los KERS de los Fórmula 1, que aprovecha la energía liberada en las frenadas para recargar una batería de ión litio que permite al Onyx añadir 80 caballos extra en función de las necesidades de conducción en cada momento.


Peugeot Onyx
Las estratosféricas velocidades que a buen seguro alcanzará el Onyx obligan a Peugeot a contar con un avanzado efecto suelo, que limita el uso de alerones en la carrocería, salvo uno retráctil en la zaga que también genera carga de energía en las frenadas.
Su sistema de suspensiones está formado por un doble triángulo en ambos ejes, mientras que unas Michelin de 275/30 delante y 345/30 detrás, sobre unas llantas de 20 pulgadas y asociadas a un sistema de frenos formado por cuatro discos de carbono de 380 milímetros delante y 350 detrás son los responsables de que el Onyx entre en contacto con el asfalto y se detenga con la máxima eficacia.

El Onyx es, en resumen, una nueva demostración de poderío por parte de Peugeot en la creación de superdeportivos. Los inolvidables Quasar, Proxima, Oxis y el más reciente 907 ya tienen un digno rival. Un prototipo de película.

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