Durante tres generaciones y durante más de 50 años, el
nombre Cooper se ha identificado con un MINI que ofrece aún más placer de
conducir. La idea, pensada por el brillante diseñador de Fórmula 1 John Cooper,
de dotar al pequeño y ágil coche con un toque adicional de rendimiento y
convertirlo en una máquina deportiva, tanto para la carretera como para la
pista, no ha perdido ni un ápice de su atractivo.
Pero el Cooper nunca se había
propuesto destacar en lo que respecta a la potencia, como se demuestra claramente
al comparar el MINI clásico con sus dos sucesores.
La clave aquí es el
principio básico de la creatividad en el uso del espacio combinada con la
sensación de correr en un kart, que es el hilo conductor a lo largo de las tres
generaciones del pequeño y legendario coche.